El estrés es una reacción fisiológica del organismo para hacer frente a una situación que se percibe como amenazante o muy demandante. Lo experimentamos cuando sentimos que la situación está fuera de nuestro control por lo que provoca una disminución en nuestro nivel de confianza, concentración y bienestar. Por ello, es muy importante distinguir qué aspectos dependen del individuo y cuáles no.
Algunos consejos prácticos para prever y controlar futuras situaciones de estrés son:
1. Acción y no Reacción: Para llevar a cabo una acción es necesario que haya una deliberación, juicio y elección. Es decir, analizar qué posibilidades reales son las factibles, juzgar cuáles de ellas son las elegibles y finalmente ponerlas en práctica. La elección es el principio de la acción. En cambio, hablamos de reacción cuando se da una respuesta inmediata a una situación externa en la que no suele haber espacio para la deliberación, juicio y elección. Llevar a cabo una acción permite, en cierto sentido, adelantarse y, por tanto, tener control de las situaciones en vez de ser simplemente alguien que las padece o sufre.
2. Ordenar las prioridades: Ante la urgencia de los rápidos cambios, resulta difícil saber qué es realmente importante y por qué, para ello se requiere claridad. En ese sentido es muy importante entender cuál es tu rol en la empresa, cuáles son sus prioridades y, sobre todo, saber cuáles son tus fortalezas, de manera que puedas enfocarte en esos proyectos con mayor impacto y alinearlos a tus objetivos. Cuando se tiene claro el fin, los medios para alcanzarlo aparecen como lo que son: medios, y no fines.
3. Tener un horario: Es muy común que en las empresas se trabaje con la idea de que al estar 10 horas, en vez de ocho, se adelantan los pendientes. Sin embargo esto no es del todo cierto ya que la manera de trabajar reduce el nivel de productividad y, por tanto, incrementa el estrés al no alcanzar los objetivos. El motivo es que no se puede mantener sin interrupción la misma intensidad de trabajo todo el tiempo. Es bueno tener algunos espacios a lo largo de la jornada para descansar y recuperar fuerzas.
4. Blindar espacio de trabajo (horas de 60 minutos): El descanso tiene sentido cuando uno está cansado y se suele estarlo después de haber trabajado sin interrupción. Los correos, las redes sociales, las llamadas, las actividades urgentes, los mensajes y otro tipo de interrupciones o distracciones cansan. Algunas de ellas son claras manifestaciones de pérdida de tiempo, muchas otras no lo parecen, sin embargo, casi siempre también lo son. Avanzar implica ir hacia adelante con dirección a un fin claro, ya que se pueden hacer muchas cosas al mismo tiempo y a la vez no avanzar. Es bueno tener periodos para trabajar sin interrupciones: hacer lo que se debe y estar en lo que se hace.
5. Tener una vida sana: Una alimentación equilibrada, tiempo para hacer deporte, cuidar las relaciones familiares y sociales, y dormir las horas necesarias son elementos indispensables para tener una vida sana. El estrés es una manifestación fisiológica que también encuentra sus causas en el descuido de la salud física, lo que nos debilita y nos hace más vulnerables ante situaciones que en condiciones normales se podrían controlar. Mens sana in corpore sano.
En resumen, destinar el tiempo y la concentración necesarios para realizar mejor nuestro trabajo, así como tomarse en serio los descansos, dentro y fuera de la empresa, son factores que contribuyen a tener un mejor desempeño personal y mejores resultados laborales.
*El autor es profesor del área de Factor Humano de IPADE Business School