Por: Tláloc Puga

La economía de Brasil pasó de ser la consentida en América Latina a la más cuestionada, lo que favorecerá a México en el mediano y largo plazos, vía inversiones directas y de cartera, coincidieron analistas.

Las expectativas de crecimiento para la economía mexicana se han visto deterioradas por los dos recortes al gasto público recientemente anunciados para 2015 y 2016, que suman casi 260 mil millones de pesos.

Sin embargo, el gobierno de Dilma Rousseff congelaría este año 80 mil millones de reales en presupuesto para lograr su meta de ahorro fiscal.

La economía carioca creció apenas 0.1% en 2014; mientras que para 2015, el Fondo Monetario Internacional (FMI) anticipó una contracción de 1.0%, que sería la mayor en 25 años.

En contraste, si bien México creció por debajo de su potencial en los últimos años, el FMI estimó un crecimiento de 3% para 2015.

La inflación brasileña se situaría en 8.23% al cierre de 2015, que significará su nivel más elevado desde 2003, según el sondeo semanal del banco central de Brasil a analistas privados.

Los problemas inflacionarios de Brasil se han traslado en salarios nominales más altos, mientras que en México las remuneraciones se han mantenido estables. Esto eleva la competitividad de nuestros sectores, como el automotriz, afirmó Alejandro Cervantes, economista de Banorte.

El analista de Multiva, Cesar Elías, enfatizó que la mayor oferta de mano de obra calificada en México, así como su posición geográfica con Estados Unidos (EU), atraen inversiones. Consideró que la debilidad económica no sólo de Brasil, sino de China puede derivar en mayor inversión extranjera directa en México.

Una vez que se materialice el alza de tasas en EU, para después llegar a un equilibrio, se aminorará la volatilidad financiera global, motivando a los portafolios a voltear a Latinoamérica, y con un panorama negativo en Brasil, posiblemente estos flujos vengan a México, dijo el experto de Multiva.

“Hay buenas expectativas de que en el futuro los flujos resultantes de los estímulos monetarios europeos se trasladen hacia México”, estimó.

Mejor posicionado. Rafael Camarena, economista senior de Santander, aseveró que la economía mexicana se encuentra actualmente mejor posicionada que la brasileña, dado que esta última está muy expuesta a materias primas.

“En términos de flujos de capital, una percepción negativa sobre Brasil beneficiaría a otros mercados emergentes, entre ellos México”, dijo.

Isaac Velasco, de BX+, coincidió en que actualmente los fundamentales macroeconómicos de México son mejores que los de Brasil, y además coincidió en que los estímulos monetarios provenientes de Europa y Japón podrían seguir propiciando la entrada de flujos .

Bajo ritmo carioca. Parte del menor ritmo brasileño ya es incorporado actualmente por los mercados y está beneficiando a México, concordó Luis Adrián Muñiz, subdirector de análisis económico de Vector.

Elías, de Multiva, estimó que el real podría perder más terreno en lo que resta de 2015 y 2016, para concluir entre 3.5 y 3.7 por dólar en este año, y entre 3.8 a 4 al cierre del siguiente. Para el peso se espera una apreciación desde sus niveles actuales, para finalizar 2015 en 14.70 por billete verde y 2016 en 13.75. En el año, el real es una de las divisas que más ha perdido frente al dólar, al acumular un deterioro de 14.1%.

Además de la austeridad, la menor cotización de las materias primas, la depreciación de su moneda, Brasil actualmente se ve afectado también por un endurecimiento de sus condiciones monetarias.

Para anclar las expectativas de inflación, su banco central sitúa actualmente su tipo de referencia en niveles que no se observaban desde 2009, en 12.75%, y el mercado anticipa que se anuncie un nuevo incremento de 25 puntos base este 29 de abril.

Lo anterior dificulta el financiamiento de gastos de los hogares brasileños, pues su endeudamiento se duplicó en los últimos ocho años.

El Índice de Confianza del Consumidor de Brasil cayó en marzo por tercer mes consecutivo, alcanzando un nuevo mínimo histórico de la serie que comenzó en septiembre de 2005 y está incluso por debajo del nivel registrado en la crisis de 2008-2009.

Brasil vive también un episodio de escasez de agua y electricidad, resultado no sólo del desfavorable régimen de lluvias, sino también de las insuficientes inversiones en el sector.

El escándalo de corrupción que involucra a Petrobras y a las principales empresas constructoras del país ha reforzado las presiones a la baja.

En el largo plazo el ajuste y la depreciación del tipo de cambio permitirán un crecimiento de Brasil de alrededor de 2.5%, pues un ritmo más alto requiere reformas que hoy lucen poco probables, proyectó Juan Ruiz, economista en jefe para América del Sur de BBVA Research.

En contraparte, de aplicarse correctamente las reformas estructurales en México, su crecimiento económico potencial pasaría de 3% a 5%, vaticinó Cervantes, de Banorte.

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