Hace dos semanas, Greenpeace hizo una manifestación ciclista afuera de las oficinas de la Secretaría de Movilidad de la Ciudad de México (SEMOVI) . Ésta no fue la primera vez que acudimos ante esa autoridad para exponer públicamente su falta de atención a una demanda ciudadana de hace más de tres años: el Trolebici .

El Trolebici es una iniciativa de las organizaciones de la sociedad civil que quieren incidir para que las políticas públicas de movilidad prioricen la inversión al transporte público y a la infraestructura de movilidad no motorizada . Ello con el fin de crear verdaderas alternativas para que las personas puedan dejar de usar el automóvil . Estas políticas son una medida ambiental urgente en el contexto del cambio climático y la mala calidad del aire; sin embargo, muchas de ellas no han sido resultado del trabajo del gobierno, sino a pesar de él.

El proyecto Trolebici es un ejemplo de la poca prioridad que los gobiernos dan a medidas realmente necesarias. Desde hace tres años, mediante diversas movilizaciones ciudadanas, se logró que la Asamblea Legislativa del Distrito Federal destinara 150 millones de pesos para el Fideicomiso Fondo Público de Atención al Ciclista y al Peatón . Esto fue un precedente importante, ya que aseguraría los fondos necesarios para construir una de las obras de infraestructura ciclista más importantes de la ciudad.

La importancia de obras como el Trolebici estriba en que sería la piedra angular para comenzar un cambio de paradigmas en la movilidad, ya que coloca como prioridad en el uso de la vía pública a peatones y ciclistas, apuesta a la intermodalidad del transporte, y alienta formas alternativas de movilidad. El resultado sería hacer más equitativo el acceso al espacio público, que actualmente está una disputa constante.

Sin embargo, hoy el Trolebici es un proyecto atascado porque los últimos tres años se desperdiciaron en burocracia interna , principalmente por parte de la SEMOVI. Incluso, Greenpeace se vio en la necesidad de exigir y señalar directamente a los funcionarios responsables, especialmente al Secretario de Movilidad, Carlos Meneses , para que no abandone sus cargos sin aclarar en qué usó los fondos recibidos y entregue el proyecto para su culminación. Transcurrieron meses de promesas verbales incumplidas, de llamadas sin respuesta, y de información a medias. Nos trataron como si el gobierno nos estuviera haciendo un favor. Ejercer nuestro derecho a la información pública implicó meses de solicitudes y obstáculos administrativos sólo para conseguir un documento. No podría ser más evidente e indignante la falta de transparencia y la brecha que existe entre las instituciones de gobierno y la ciudadanía.

Sin embargo, gracias a la insistencia y el apoyo de miles de personas interesadas en ver que el Trolebici sea una realidad, hace dos semanas se logró que el Subsecretario de Desarrollo de Movilidad, Esteban Monzón , se comprometiera por escrito y en video a entregar a la Secretaría de Obras y Servicios de la Ciudad de México el expediente del proyecto Trolebici con las debidas autorizaciones para que se pueda iniciar su construcción. A pesar de que su equipo manifestó haber entregado tales documentos, se niegan a brindarnos información que pruebe el cumplimiento. En caso de que sus dichos sean verdad, corresponderá a la Secretaría de Obras y Servicios comenzar la implementación del proyecto, y será responsabilidad de la próxima administración dar el seguimiento correspondiente y entregar esta obra.

Por nuestra parte, continuaremos haciendo lo posible para que el gobierno actual deje en marcha la realización del Trolebici . En este contexto, esperamos que el gobierno que próximamente encabezará Claudia Sheinbaum muestre la disposición a trabajar en la entrega de este proyecto que sería un importante paso para transformar la ciudad, y que representaría un emblema de igualdad entre las personas que usamos la vía pública, sin distinción del medio en que nos movamos.

Campañista de movilidad en Greenpeace México

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