Carlos F. Matute González

La propuesta de nueva administración pública enredada en un juego de palabras

26/10/2018 |01:09
Redacción El Universal
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Guillermo de Ockham está de moda entre los políticos mexicanos. ¿Quién es Ockham? Filósofo medieval, nominalista, “uno de los metafísicos más profundos que jamás vivieron” según Peirce, junto con San Agustín y Santo Tomás. Una de las frases que utilizaba con mayor frecuencia, de origen aristotélico, era “no hay que multiplicar los entes sin necesidad”. Esta práctica sólo confunde. Lo mejor para el conocimiento es explicar sin inventar nuevos nombres, porque la realidad es aquello que los hombres pueden conceptualizar. Este pensamiento está en la raíz de la modernidad. La mejor explicación es aquella que se formula en el menor número de factores y términos.

Mis amables lectores se preguntarán porque me estoy poniendo tan "metafísico” esta semana y la causa es la lectura de la iniciativa de modificaciones a la Ley Orgánica de la Administración Pública Federal (LOAPF) que recupera el nominalismo para integrar los nuevos principios organizativos de la nueva administración de la llamada cuarta transformación (cambio terso de gobierno). No crea nada nuevo, ni desaparece lo viejo sólo inventa denominaciones.

En la iniciativa, Mario Delgado, por petición del presidente electo, propone que a las oficialías mayores se denominen unidades de administración y finanzas; a las delegaciones oficinas de representación, y sectoriza a la Secretaría de Energía (SENER) los órganos reguladores coordinados en materia energética, Comisión Nacional de Hidrocarburos (CNH) y Comisión Reguladora de Energía (CRE) a que hace referencia el párrafo octavo del artículo 28 constitucional. En ninguno de los tres casos, propone modificar su naturaleza, ni funciones. En palabras llanas, van a ser “muy” similares. La misma gata, pero revolcada.

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Me detengo a la supuesta novedad de la sectorización de la CNH y la CRE que ha generado confusión. Varios lectores me han preguntado esta semana sobre la probable pérdida de autonomía de estos órganos desconcentrados de la administración pública federal y sus efectos en el ánimo de los inversionistas extranjeros, en razón a que a partir de la reforma de la LOAPF se van a subordinar a criterios políticos de la SENER. El consultor en la materia, Pablo Zárate, en La Hora de Opinar, con Leo Zuckermann, afirmó que le preocupa mucho la propuesta y esta inquietud proviene de la reacción negativa de las calificadoras financieras que prevén que la sectorización sea perjudicial para estos órganos.

¿Desde cuando el cambio de denominación debe generar preocupación? La sectorización significa coordinación, no subordinación, para efecto de relaciones de índole presupuestal-programático. La CNH y la CRE, conforme al artículo 43 ter de la LOAPF, adicionado en 2014, como parte de la reforma energética, no se incluye en la propuesta de modificación. Este numeral establece con claridad la coordinación con la SENER. No hay cambio. El mensaje del nuevo gobierno, en su primer documento formal relacionado con su propia organización, es que se mantiene la reforma mencionada en sus términos.

Ambos órganos conservan su autonomía de gestión, nombramientos fijos efectuados por el Senado, patrimonio propio –con recursos que eventualmente no serán presupuestarios- y facultades de regulación y determinación propias. Es factible –como todo en política- que haya una confrontación de visiones o de personal –tal y como sucedió con el antigua Comisión Federal de Telecomunicaciones y la Secretaría de Comunicaciones y Transportes, que acabó resolviendo la Suprema Corte. Eso no significa que exista, aparentemente, un cambio de estrategia.

Técnicamente, la propuesta sólo está considerando que tenga congruencia entre artículos del mismo ordenamiento y a eso le llama en la exposición de motivos “potenciar las facultades de la SENER”. Un juego de palabras, que les permite a los políticos hacer un juego de espejos, que confunde a los más avezados consultores en materia energética.

La nueva administración pública de la cuarta transformación son cambio de denominaciones, pero hay que reconocer que no se reduce a esto. Hay un ánimo de centralizar en torno a la figura del Ejecutivo algunos temas como los programas de desarrollo y la comunicación social y fortalecer a la Consejería Jurídica y la Secretaría de Hacienda y Crédito Público. De eso hablaré en las próximas colaboraciones, lo cierto que hoy Guillermo de Ockham estaría contento de saber que en plena modernidad los artilugios de la metafísica sirven para anunciar mediáticamente grandes transformaciones que jurídicamente no lo son. Vale.

Miembro Electo del Sistema Nacional de Investigadores Nivel I
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