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Los cambios electorales que se están dando en México y el mundo, donde la gente vota por proyectos que prometen cambios extremos ya sea de izquierda o de derecha, nos deben llevar a reflexionar sobre esta toma de decisiones a la hora de emitir el sufragio, y si éstas fortalecen o debilitan a la democracia.
Por ello, una referencia obligada para entender el comportamiento del electorado mexicano será el libro El Cambio Electoral: Votantes, Encuestas y Democracia en México, de Alejandro Moreno, académico especialista en la elaboración y análisis de las encuestas.
Hace unos días, Moreno me invitó a presentar este libro en el ITAM; en el que se hace un análisis muy exhaustivo de las encuestas presidenciales de los últimos 30 años en nuestro país, nos da cuenta de las naturalezas y los orígenes de estos estudios en México y profundiza en cómo se han comportado los votantes a lo largo de estos años.
Este libro contribuye a entender lo que pasa en América Latina, por ejemplo, en México con el triunfo de AMLO y en Brasil, donde se encuentra a las puertas del poder el ultraderechista Jair Bolsonaro, racista, xenófobo y defensor de la pena de muerte. ¿Cómo entender a los votantes y sus decisiones que a veces no parecen acordes a los nuevos tiempos democráticos?
Lo que se encuentra en el libro es que los votantes en nuestro país cada vez son más apartidistas, pero por otro lado están más ideologizados e ‘internetizados’. ¿Qué quiere decir Alejandro Moreno con esto?
Los mexicanos despartidizados. Según las encuestas, el voto duro de los partidos políticos se reduce cada vez más y los votantes pierden fidelidad partidista y se desalinean de las posturas del partido; hay indisciplina y desalineación. En el año 2000 el 17% de quienes se identificaban con el PRD no votó por su candidato presidencial; en 2018 hubo más de 50% de indisciplina partidista. Este hecho ocurre en todos los partidos políticos y las razones por las que se rompe la disciplina partidista son: candidaturas impopulares; la naturaleza de la contienda; las perspectivas de triunfo o derrota de un candidato propio; el llamado voto útil; la imagen de un gobierno y su desempeño, entre otras.
Después de leer el libro, me queda claro que la despartidización no es un proceso que responde a buenos o malos dirigentes partidistas. Es un proceso que ha venido avanzando a través de los años y que está vinculado con el uso de las nuevas tecnologías, y algunos partidos políticos no han encontrado la forma de reconectarse con las nuevas necesidades del electorado.
Pero si bien el electorado mexicano está pasando por la despartidización, por otro lado se encuentra en un proceso de creciente ideologización. Según Moreno en los últimos 30 años el electorado mexicano se ha ideologizado. Esto trae como consecuencia una pérdida de posiciones de centro para dar paso a una creciente polarización político-ideológica. Sin embargo, habría que entender que las posiciones no son las tradicionales de izquierda o derecha, sino que tiene matices y la aparición de nuevos temas con los que se tienen posiciones extremas, por ejemplo, el combate a la corrupción.
Así entonces tenemos que la polarización de posiciones en torno a diferentes problemáticas de nuestro país se da en mayor medida en las redes sociales, que es el otro factor que se analiza en el libro y que se define como la ‘internetización’ de los electores o sea el uso más intenso del internet para tomar decisiones electorales.
Ex secretaria general del PRD