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El futuro cercano de la movilidad urbana será cosa de propulsores con cero emisiones y coches de conducción autónoma. O no será. Bien, podemos estar de acuerdo en eso. Sin embargo, ¡cuánta satisfacción acumula todavía la consecuencia del diseño puro y duro!. En el mercado todavía hay un espacio generoso para la creatividad automotriz ‘de toda la vida’, aquella que es capaz de proyectar y ejecutar, por ejemplo, una plataforma extremadamente ligera pero rígida, versátil, lista para relanzar toda una línea de producción. Sin aspavientos ultratecnológicos. A esa certeza llega uno tras probar el nuevo integrante de la familia Suzuki, el Ignis.
El 2016 fue muy provechoso para la armadora japonesa en México. La manera paciente en que se han ido tejiendo el reconocimiento de marca se reforzó con Vitara con la que se superó la barrera de las 15 mil unidades vendidas (16% más que en 2015). Ahora, la compañía nipona se aventura con este lanzamiento en verdad llamativo a pesar de las fuertes presiones sobre la moneda nacional. Impulsada por esa —digamos— exuberancia, llega el Ignis, con una denominación rompedora: nano SUV.
¿Qué tan nano? Con precisión, 3.7 metros de longitud total y un ancho de 1.5 m, más pequeño que un Swift, aunque sea marginalmente (3.8 y 1.7 m, que el hatchback). Curioso: uno se acerca al Ignis llave en mano, examina su forma de plantarse y para nada luce diminuto. Aquí hay efecto visual encerrado, producto de su altura total (casi 1.6 metros) y su distancia desde la base de la carrocería al piso (180 mm), dimensiones que lo meten al territorio de Vitara. Lo que nos lleva a responder la siguiente pregunta: ¿Qué tan SUV? Bueno, hace tiempo que esa clasificación dejó de referirse estrictamente a la cualidades dinámicas de un vehículo, para abarcar más bien las sensaciones que transmite el puesto de conducción. SUV se resume ya a ‘manejar alto con gran visibilidad’. Desde ese punto de vista, el Ignis es un SUV con tanto derecho como cualquiera en esa categoría.
Un rasgo extra le da distinción exterior al Ignis, más allá de los colores bautizados con osadía (mentolato, fénix, constelación, lava, todos para la versión GLX) o los kits de personalización que ofrecen un montón acentuaciones de detalle a punta de cromo, pintura o vinil adherible. Con todo esto... ¡Qué postura tan sólida comunica el Ignis! Parece un cúbito dinámico. Esa, nos parece, es su principal ventaja frente a los competidores (definidos por la propia Suzuki): el Chevrolet Spark Activ, el Volkswagen Cross Up! y el Hyundai i10, incluso antes de juzgar riqueza de equipamiento, precio o consumo de gasolina.
¿Eficiencia energética, decían? El motor de 1.2 litros tiene un rendimiento de combustible de hasta 21.8 km/l (en condciones controladas), con transmisión manual. Sobresaliente: con su tanque de 32 litros bien puede recorrer 700 km. Tal cualidad es esperable en Suzuki; también lo es la viveza de manejo.
¿Es divertido manejar el Ignis? Caray, sí. En ningún momento se siente anémico y el curveo es ágil y seguro. ¿Cómo se puede lograr eso con un propulsor tan diminuto y tanta distancia al piso? Lo dicho: con una plataforma diseñada desde cero, 200 kg más ligera que la del Swift. Al Ignis se le debe interpretar como la primera encarnación de esa plataforma, que preconfigura a la próxima generación del mismísimo Swift misma que ya hemos conocido en algunos teasers.
En el interior del Ignis destacan los plásticos bitono, el volante forrado en cuero, grueso y contundente (otro rasgo típico de la marca) y la pantalla touch de 7 pulgadas con navegador propio, cámara de reversa, integración con teléfonos inteligentes y sistema de sonido. Esa pantallita tan elegantemente integrada entre los paneles (ojo: versión GLX) es la razón principal de que el Ignis cueste 10 mil pesos más, en promedio, que los competidores, pero igual estamos ante un modelo estrictamente entry level, lo que pone en perspectiva la sensación de pobreza que transmiten ciertos plásticos, la falta de precisión de la palanca manual de velocidades (no de la caja en sí), los ruidos del camino que se filtran en el habitáculo (nada grave) o la lentitud de respuesta de la tecnología touch en la pantalla.
Suzuki quiere que este nuevo Ignis sea el auto Millennial por excelencia. Creemos que su deseo no es mucho más que una coartada de mercadotecnia, porque esta “nano SUV” debe resultar atractiva para numerosos sectores de automovilistas urbanos, en tiempos de gasolinazo.
¿Imaginamos a una pareja joven con dos hijos pequeños en el Ignis? Mientras ya no tengan que cargar con carriola, ¿por qué no? Y también a una mujer de 40 años que disfruta de manejar. ¿Ya hemos mencionado que el Ignis es divertido?
Los giños del Ignis
La nueva nano SUV de Suzuki es un breve muestrario de diseño, con ecos reconocibles y otros sutiles. El conjunto de parrilla y faros, con esas luces LED tan bien ejecutadas, viene de la nueva Vitara, así como los profusos detalles bitono en el interior. Pero la carrocería completa es un homenaje a un modelo Suzuki muy especial, nacido en la década de 1970, como nos hizo ver el propio Gerardo Macías, gerente comercial nacional de la marca: es el Fronte Coupé, diseñado por Giugiaro, esa cajita feliz con ruedas tan atractiva. Las tres líneas como agallas que rematan la mitad del último tercio y la forma drástica en que ‘cae’ en vertical el extremo trasero son tal cual una referencia directa al Fronte.
FICHA TÉCNICA
MOTOR 1.2 litros/4 cilindros, DOHC
POTENCIA 82 hp @6,000 rpm
TORQUE 83 lb/ft @4,200 rpm
TRANSMISIÓN Man. 5 Vel y Aut. CVT
PRECIO De 194,990 a 233,990 pesos