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The Bike Shed Motorcycle Club se creó en noviembre de 2011 como un blog sobre la incursión de Anthony "Dutch" Van Someren en la nueva ola de motocicletas personalizadas que todo el mundo estaba buscando en internet: –café racers, brat style, scramblers, etc”. Así comenzó a escribir sobre estos nuevos estilos de motocicletas y sus constructores; de la escena de las dos ruedas y el impulso que estaba tomando, especialmente en el Reino Unido y el resto de Europa.
Muchos amigos más se unieron con los años hasta que en mayo de 2013, el blog de The Bike Shed migró de una comunidad virtual a llevar a cabo su primer evento de motocicletas; "una celebración de la escena creativa en torno a la cultura de la motocicleta". Así comenzó todo, con una conversación en un bar.
La primera exposición de The Bike Shed reunió alrededor de 70 motocicletas distribuidas en Shoreditch y atrajo a tresmil visitantes; no sólo para ver las motos customizadas, sino para disfrutar del arte, la fotografía, los vendedores de accesorios y refacciones, de la gran comida y hospitalidad. Hubo incluso una barbería, la cual le dio un toque más pintoresco y de lifestyle al evento.
Después del segundo evento en octubre de 2013, comenzaron las preguntas en torno a si The Bike Shed podría ser un lugar permanente, comprometido a ofrecer un destino único para los motociclistas que querían combinar su afición por las dos ruedas y un sincero deseo de rodar con personas de ideas afines, en un espacio parecido a un club, buena hospitalidad y un gran entorno.
No todos los motociclistas quieren escupir y reunirse en lugares llenos de aserrín para beber licor en locales a pie de la autopista con nada más que un KitKat fundido para mantener a raya el hambre. No se trata de ser arrogante, pero sus creadores querían simplemente ofrecer un gran lugar lleno de hospitalidad, y que fuera amigable para las esposas, las novias y las personas que son nuevas en el motociclismo.
En noviembre de 2015, The Bike Shed Motorcycle Club abrió provisionalmente sus puertas en un local de 12 mil pies cuadrados en cuatro arcos de la renovada estación de ferrocarriles en el corazón de Shoreditch, en el centro de Londres. El BSMC en 384 Old Street cuenta con una cafetería/restaurante con capacidad para 100 personas; un estacionamiento para 60 motocicletas en un espacio privado; además de un local comercial para una galería; una peluquería y lugar para eventos; además de las oficinas, donde cuatro de los creadores de este concepto están acompañados por otros cinco voluntarios que llevan a cabo los eventos, administran el sitio web y club de negocios, a tiempo completo.
Hay un montón de rumores sobre cómo han llegado a ser lo que hoy son, una empresa totalmente establecida que surgió como un blog pero la verdad es simple. En 2013, “Dutch” elaboró un plan de negocio y se lo mostró a un pequeño grupo de posibles inversores sin esperar mucho a cambio. Así, el capital inicial se convirtió en un pequeño fondo que ayudó a encontrar el local en Shoreditch, y a partir de allí, 31 inversores independientes se unieron para formar un grupo de fundadores “Petrolhead”, proporcionando habilidades, contactos y capital para poner en marcha el club. Casi todos son motociclistas activos, apasionados de la cultura automotriz. Al cabo de 18 meses de trabajo duro, todo tuvo sentido.
Ahora son el blog de motocicletas independiente más grande del mundo, con la mayor presencia en redes sociales. Patrocinan y apoyan otros eventos y el trabajo de otros motociclistas, clubes y empresas, constructores y gente nueva. Este gran equipo maneja sus motos todos los días, van a las carreras, a trackdays, salen a carretera, o han hecho viajes transcontinentales en sus motos.
Todos los visitantes son bienvenidos a The Bike Shed, sean motociclistas o no, tengan barbas y tatuajes, sean hipsters o no. Hay un esquema de miembros para aquellos que deseen apoyarlos; pero no hay necesidad de ser un miembro para hacerlo o para visitar su espacio en Shoreditch.
Si esto no te dice lo suficiente sobre el concepto que los rodea, ve a conocerlos, vale la pena.