Stuttgart, Alemania.— Porsche 918 Spyder, la obra más exquisita que ha construido la firma alemana de autos deportivos, es un vehículo que reúne lo mejor de la tecnología de propulsión híbrida y el uso de materiales ligeros para aprovechar al máximo las prestaciones deportivas.
La Escudería AUTOPISTAS fue invitada, en exclusiva, a la planta de la compañía en esta ciudad para ser testigos de cómo nace una de las más codiciadas obras automotrices de la historia.
La distinción de este superdeportivo de edición limitada a 918 unidades para el mundo, inicia desde su construcción.
Un método de producción donde prácticamente se elabora de manera artesanal en un taller de 4 mil metros cuadrados, en el corazón de la fábrica, donde se construye el 911 desde hace más de 50 años.
Este lugar está configurado bajo el modelo de espina de pescado de Porsche, que ofrece caminos más cortos entre cada punto de la cadena de ensamble.
El 918 Spyder es construido a mano por 100 especialistas, hombres y mujeres de 14 nacionalidades diferentes meticulosamente seleccionados en la línea de producción del icónico 911.
Fuimos testigos del compromiso con el que el híbrido enchufable es ensamblado. Todo en este taller es silencio y 100% concentración para dar el máximo cuidado a cada pieza que forma parte del superdeportivo de 887 caballos de fuerza (hp).
Michael Drolshagen, encargado de diseñar y construir el lugar para producir el Porsche 918 Spyder, se refiere a este espacio como el lugar en el que un relojero trabaja de manera minuciosa para crear su obra maestra, ¡y no miente!
Es un espacio limpio y ordenado, sin cables o elementos que entorpezcan el arduo trabajo de los expertos gracias a la utilización de herramientas inalámbricas, como destornilladores con tecnología Bluetooth o máquinas muy silenciosas.
Los autos recorren 18 estaciones antes de ser conducidos por primera vez en la pista de pruebas. Para completar este ciclo, cada coche pasa alrededor de 100 horas en la línea de producción.
Una actividad que ejemplifica el compromiso de fabricación de las unidades, es la producción del propulsor V8 de 4.6 litros con 608 caballos de fuerza (hp) bajo la filosofía “un técnico, un motor”, donde cada especialista tarda hasta 20 horas para finalizar su obra que pesa sólo 140 kilos.
Los módulos eléctricos, uno montado en la parte trasera con una potencia 156 hp y uno trasero de 130 hp, completan el sistema de propulsión híbrida.
Otro departamento a destacar en la línea de ensamble es el de acabado del cuero, donde observamos cómo los expertos cosen el material alrededor de la visera, y se tardan alrededor de 40 minutos. Con precisión casi quirúrgica y mano firme, aplican hasta 200 puntadas para rematar su trabajo con una costura cruzada y una inspección altamente minuciosa.
Al finalizar el proceso de producción, se llevan a cabo pruebas en el laboratorio y pista para confirmar la calidad de los materiales, el correcto funcionamiento de cada componente y el desempeño óptimo de este superdeportivo alemán.