Está de moda. Para muchos, se trata del mayor avance tecnológico de la humanidad. Para otros, sólo será un vehículo más para el logro de objetivos. Hablamos, por supuesto, de la inteligencia artificial (IA).
La IA puede traer el mayor salto en productividad desde la primera gran revolución industrial. Un estudio de PricewaterhouseCoopers estima que esta tecnología podría agregar 16 trillones de dólares al PIB mundial para finales de la década siguiente. De ahí que se piensa que aquel país o sociedad que domine la IA tendrá a su vez la posibilidad de establecer un nuevo orden mundial.
En el fondo, IA no es otra cosa que la suma de algoritmos, métodos de probabilidad y estadística, pero potenciados con los avances tecnológicos que hace 10 o 15 años no teníamos: poder de computación y, sobre todo, computación en la nube.
Estos tres elementos han dado vida a un sinfín de aplicaciones que están cambiando el panorama mundial de los negocios. De esta forma, hoy la tecnología de IA puede ser capaz de predecir, con gran precisión, desde comportamientos de usuarios en un portal de e-commerce hasta la siguiente falla en un componente de una turbina aérea. Puede también ya realizar diagnósticos de enfermedades y ganar partidas al campeón mundial de Go.
El potencial de la tecnología explica la guerra comercial entre las grandes potencias económicas. Una guerra que tiene un trasfondo tecnológico de la mayor relevancia.
En su libro AI Superpowers: China, Silicon Valley and the New World Order, Kai-Fu Lee, el exCEO de Google en China nos brinda una panorámica muy completa sobre los avances y la dirección que esta tecnología está tomando.
Lee, quien además dirige un fondo de capital privado especializado en startups basadas en IA, visualiza un futuro cercano donde China se convierte en el principal jugador y superpotencia en el nuevo orden mundial regido por la inteligencia artificial.
El razonamiento de Lee es bastante lógico. La IA se soporta en cuatro grandes pilares. Primero, para que la tecnología funcione mejor necesita datos, un volumen ingente de datos, y China, por supuesto, lo tiene. Un estudio reciente estima que en China existen cerca de 900 millones de usuarios regulares de internet, los cuales intercambian mensajes, imágenes, videos y realizan una gran cantidad de transacciones comerciales y financieras. En el famoso Día del Soltero en China, por ejemplo, Alibaba recibió más de mil millones de pedidos en un sólo día.
Segundo, la IA necesita de algoritmos que puedan procesar la información. Lee argumenta que, si bien la sofisticación de los algoritmos ayuda, es mucho más importante contar con grandes volúmenes de información y China los tiene. La expansión de la inteligencia artificial en el mundo de los negocios requiere de un tercer pilar: una clase emprendedora aguerrida y esto es precisamente lo que China ha venido desarrollando en los últimos años. Basta con echar un vistazo a lo que ocurre en ciudades como Shenzhen para entender el ecosistema emprendedor que está desarrollándose en distintas regiones del país.
Por último, Lee observa que el avance de la IA requiere también de cierta permisividad regulatoria. Pensemos en todas las normativas que protegen la privacidad de la información en países occidentales. Mientras que en estos países hay una preocupación mayor por parte de sus gobiernos, en China estas normas son más laxas o no existen.
La inteligencia artificial está ya aquí y está cambiando los modelos de negocios. Es hora de que las empresas mexicanas se suban a la nueva ola tecnológica antes de que esta las deje atrás.
Profesor del área de Dirección de Operaciones de IPADE Business School