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¿Qué es primero, promesas o realidades? Cuando el compromiso no es absoluto, prometer es frecuente. Cuando la realidad impera, las promesas deben aguardar. En México, los políticos, sobre todo en épocas de campaña, ofrecen demasiado. Entre mayor sea el número de propuestas y mayor el enojo de la población, más posibilidades de votos. Finalizadas las campañas, cuando se triunfa, proponer y no cumplir es incorrecto. Si el color de las promesas fuese negro, el cielo y las tierras mexicanas serían negros.
Hace cuatro días Andrés Manuel López Obrador habló sobre la insalubridad en nuestro país, tema vigente, delicado y complejo. Durante la inauguración de las oficinas del IMSS en Morelia y la presentación del Plan Nacional del IMSS 2019-2024 de Salud, el presidente dijo: “El servicio de salud en México será como en Canadá, Reino Unido o Dinamarca”, y agregó, “…será en dos años cuando se puedan ver los resultados en el sistema de salud, ya que éste se encuentra en estado crítico”. Las buenas intenciones de AMLO son buenas intenciones, no más. Hoy preocupa escuchar sus propuestas; en dos años los compromisos podrían revertir en su contra si no se cumple lo ofrecido.
Es comprensible, en éste y en un sinfín de rubros, escuchar las buenas intenciones presidenciales. No es comprensible la aquiescencia de quienes conocen la cruda realidad de los servicios de salud de nuestra nación. O la voz de AMLO impera y no acepta consejos, o sus asesores optan por callar y eluden la verdad.
Pobreza e insalubridad constituyen un binomio complejo. Sin bases económicas sólidas, imposible contar con sistemas de salud eficaces. Mientras no disminuya la pobreza, producto de los groseros robos de los gobiernos previos, imposible pensar en salud digna. Amén de conformar un binomio complejo, los derechos humanos, cuando no se cuenta con buena salud, se vulneran e impiden el desarrollo físico e intelectual de las personas.
Apostar por la salud es necesario. Denunciar los robos y latrocinios de los sexenios previos es indispensable. En cambio, sugerir que tendremos niveles de salud como Dinamarca, Canadá y Reino Unido será imposible en este sexenio y en varios más. México, junto con los países mencionados, forma parte de las 34 naciones que conforman la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE). Nuestro país ocupa el lugar número 32 en los gastos totales en salud, muy por debajo de las naciones citadas por AMLO. Asimismo, la esperanza de vida en México se ha incrementado más lentamente en los últimos diez años cuando se compara con los países de la OCDE. El número de médicos y enfermeras es pobre en relación al resto de las naciones de la agrupación de marras.
Cuatro ejemplos ilustran la tragedia mexicana. Gastos en salud anuales per cápita: México, 1,048 dólares; en la OCDE el promedio es 3,484. Camas de hospital en México (por cada 1,000 habitantes): 1.6; promedio países OCDE: 4.8. México tiene la más alta proporción de población con sobrepeso u obesidad y, por último, en nuestro país los pagos por medicina privada son dos y media veces mayores que en los países miembros de la OCDE. Revertir las lacras previas en dos años es imposible, sin obviar lo obvio: Canadá, Dinamarca y Reino Unido son naciones (muy) ricas cuando se comparan con México.
Como parte de su discurso, dictado la semana previa en Morelia, López Obrador comentó: “El primer nivel de salud está en el abandono, los centros de salud, las unidades médicas. Nos faltan trabajadores de la salud y no hay medicamentos porque la corrupción llegó a tanto que se roban hasta el dinero de las medicinas. Los políticos se convierten en proveedores, venden medicinas. Por eso no hay abasto de medicinas. Eso era el pasado, ya se acabó esa corrupción. Nadie se va a robar el dinero de las medicinas, se va a acabar la corrupción. Me canso, ganso”. Asegurar no basta: mientras no se mejore la situación económica de la mitad de la población, las promesas quedarán en promesas.
¿Qué es antes, realidades o promesas? Cuando se compite, ofrecer es gratuito. Cuando la pobreza atenaza y la insalubridad merma o acaba con vidas por enfermedades tratables, prevalece la realidad. En el rubro salud, el orden de los factores sí altera el producto: mientras no se resuelva la pobreza, la salud como bien nacional será mera entelequia. En los próximos años seremos, o no, testigos de los logros de López Obrador, planteados por el binomio pobreza e insalubridad.
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