Antonio Rosas-Landa

Diplomacia sin palabra de honor

Diplomacia sin palabra de honor
14/03/2018 |02:11
Redacción El Universal
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Chicago, Illinois.— La política exterior del país más poderoso del mundo giró hacia una línea dura que conduce a la incertidumbre y el conflicto. El jefe de la diplomacia Rex Tillerson se enteró, como el resto del mundo, de que perdió su trabajo con un tuit del presidente Donald Trump. Se supone que el titular de la Secretaría de Estado no debe ser reemplazado a la ligera por la importancia de la cartera. Pero en tiempos de Trump tratar como basura hasta a sus colaboradores más importantes es la norma.

Mike Pompeo, hasta ahora director de la CIA, tomará las riendas de las relaciones exteriores que se espera conducirá con mano de hierro, igual contra enemigos que contra aliados. Sus posiciones críticas sobre Irán, Europa y su desdén para hablar sobre la intervención de Rusia en las elecciones de 2016 son elementos consecuentes con las ideas de Trump. Así el presidente no encontrará una voz reflexiva en la diplomacia sino un sujeto leal y dispuesto a obedecer sus deseos.

En Estados Unidos nos gusta imaginar que la diplomacia nacional tiene cierto prestigio y que los acuerdos alcanzados tienen valor. Eso ya no es así. El tratado para eliminar armamento nuclear en Irán, suscrito por la administración Obama, seguramente será demolido por Pompeo bajo instrucciones del presidente.

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Se puede ser crítico sobre el acuerdo que evitó un polvorín en Medio Oriente, pero lo que definitivamente mina la credibilidad es no respetar la palabra empeñada.

El ministro del exterior de Irán, Mohammad Javad Zarif, escribió: “El señor Trump ha fomentado el hábito de ser impredecible y por lo tanto no confiable para negociar. Nadie estará interesado en pactar con la Casa Blanca si la garantía estadounidense es válida sólo por cuatro a ocho años”, refiriéndose a una política de Estado que era institucional y que ahora cambia con las ocurrencias presidenciales.

Puede entenderse el buscar reconfigurar la correlación de fuerzas con rivales como Irán pero ¿cómo se comprende prender fuego a la pradera con los “países amigos”?.

En la Unión Europea se teme que el endurecimiento diplomático de Washington conduzca a una guerra comercial con el bloque de países. El subsecretario de Relaciones Exteriores de la UE, Michael Roth, declaró que “el despido de Rex Tillerson no mejorará en nada las cosas” y reconoció que se esperan tiempos tensos entre ambas potencias económicas.

Entiendo que Trump no teme correr riesgos para buscar condiciones ventajosas para su país. El presidente golpea primero para ver si afloja al rival y obtiene todas las concesiones posibles. Lo suyo es prosperar en el caos que él mismo propicia para sacar ganancias. El problema es que no todo el mundo entiende su lógica e idioma y que no todos los países y gobiernos que ofende tienen el margen político o el deseo de tolerar sus tonterías y desplantes.

Sea la salida de los acuerdos ambientales de París, el pacto nuclear con Irán, el acuerdo comercial transpacífico o el agandalle para renegociar el TLCAN, una cosa es constante: a esta administración no le importa devaluar la palabra y los compromisos adoptados. En la era Trump la vorágine del escándalo y los temblores artificiales crean oportunidad para usar a Estados Unidos como un bulto que abuse del resto del mundo.

Lamentablemente, más bullying es lo que debemos esperar del nuevo secretario de Estado Pompeo, pues el nuevo diplomático no tiene problema en ser dócil comparsa de un volátil presidente que seguirá convulsionando al mundo como el abusador consumado que es.

Periodista
En la foto: Simpatizantes y detractores de Trump se manifestaron ayer en Beverly Hills, California (RINGO H. W. CHIU. AP)