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Frenar el cambio climático y la pérdida de biodiversidad así como resguardar el patrimonio natural de la nación son los grandes pendientes que deja la administración de Enrique Peña Nieto en materia ambiental. Marcado por un claro desinterés por este sector, éste es, sin duda, un sexenio de pérdidas.
A lo largo de los últimos seis años hemos sido testigos de desoladoras pérdidas y afectaciones a la biodiversidad y el equilibrio ecológico de nuestro territorio.
Por ahí del 2014 la administración cargaba ya la sombra de cuatro "accidentes" ambientales ocurridos en menos de un mes, que contaminaron diferentes ríos del país: dos derrames petroleros: uno en Cadereyta, Nuevo León y el otro en Huimanguillo, Tabasco; así como el vertido de agua con cianuro en el municipio El Oro, Durango y el derrame de 40 mil metros cúbicos de sustancias tóxicas en los ríos Sonora y Bacanuchi, provenientes de la mina Buenavista de Grupo México, considerado por la propia administración de Peña como “la peor catástrofe ambiental en la industria minera del país en los tiempos modernos”.
Si hablamos de algunas de las más recientes: las 300 tortugas en peligro de extinción atrapadas en una red en costas de Oaxaca, la muerte masiva de manatíes en Tabasco, la muerte de millones de abejas en territorio nacional, la afectación a la zona de desove en la Isla Salmedina, que forma parte del Área Natural Protegida Parque Nacional Sistema Arrecifal Veracruzano por una fiesta de particulares y sin duda la gran pérdida de esta administración: la muerte de varios ejemplares de la casi extinta Vaquita Marina sin olvidar temas como el ecocidio en Tajamar y la invasión de cultivos de soya transgénica en el estado de Campeche a pesar de que no contar con autorización.
Todas estas pérdidas y afectaciones tienen un común denominador: negligencia, falta de vigilancia o displicencia de las autoridades que no hicieron cumplir la legislación ambiental en nuestro país.
Más allá de las causas evidentes de estas muertes o devastación: una red de enmalle, una fiesta en la que se pisotean los nidos de tortugas, existen otras causas de fondo. Son la pesca o la siembra ilegal, la contaminación, el uso de sustancias tóxicas, la falta de regulación o nula aplicación de los programas de protección, y la ausencia de políticas y programas que realmente ayuden a combatir el cambio climático –otra de las causas de las alteraciones que están provocando la muerte de especies o la afectación de sus hábitats-, el verdadero origen de estas pérdidas.
Desde Greenpeace vemos esto como el resultado de una política ambiental desdibujada, mercantilizada y omisa en la que el medio ambiente nunca fue prioridad en esta administración. Basta ver el tema del presupuesto para constatarlo: la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (SEMARNAT) sufrió un recorte superior al 50 por ciento entre los años 2015 y 2018, esto la definió como una de las tres dependencias que mayores recortes tuvo durante la administración de Peña Nieto. En el 2017 se recortaron 21 por ciento los recursos destinados a combatir el cambio climático en comparación al año anterior.
Cierto, México cuenta con 182 áreas naturales protegidas (ANP) que ponen a México como líder en materia del territorio destinado a la conservación, sin embargo 79 de ellas no tienen un programa de manejo, algunas de ellas nunca lo han tenido y varias no actualizan su programa cada 5 años como lo indica la Ley General del Equilibrio Ecológico y Protección al Ambiente (LGEEPA) dejando así un vacío en la conservación.
Estos dos ejemplos: recorte presupuestal y falta de planes de manejo de las ANP y todos casos evidentes de muertes de animales que pudieron haberse evitado, plantea serias dudas sobre si realmente se está resguardando el patrimonio natural de la nación.
Otra deuda de este gobierno con el medio ambiente: México sigue ocupando el décimo segundo lugar entre los países con más emisiones de Gases de Efecto Invernadero (GEI).
Si se quiere saldar esta deuda es necesario contar con una protección legal efectiva de nuestros recursos naturales y nuestros ecosistemas y darle al medio ambiente la importancia que tiene como fuente de recursos vitales. Conservar la biodiversidad, combatir el cambio climático y mantener el equilibrio ecológico en nuestro territorio, uno de los 12 países megadiversos del mundo es fundamental para el desarrollo del país y su gente.