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Aquel que no conoce su historia está condenado a repetirla, frase que se le atribuye a Napoleón Bonaparte, y es que, bien que nos queda. México otra vez fue condenado por la Corte Interamericana de los Derechos Humanos (CoIDH) a la responsabilidad internacional por haber violado los derechos humanos de Mariana Selvas Gómez, Georgina Edith Rosales Gutiérrez, María Patricia Romero Hernández, Norma Aidé Jiménez Osorio, Claudia Hernández Martínez, Bárbara ltalia Méndez Moreno, Ana María Velasco Rodríguez, Yolanda Muñoz Diosdada, María Cristina Sánchez Hernández, Angélica Patricia Torres Linares y Suhelen Gabriela Cuevas Jaramillo. Mire usted, este mismo tribunal internacional, que pertenece a la OEA, ya ha condenado a nuestro país, por violar derechos humanos, y no ha aprendido la lección , además el relator especial de Naciones Unidas sobre la Tortura, Juan Méndez, desde 2015 dijo que la tortura es una práctica generalizada y sistemática en México. El Estado siempre lo negó. Nada más grave que esto, viendo estos antecedentes.
¿Por qué no poner un alto a esto y evitar ser catalogados como un país que no respeta las reglas de convivencia social? La razón es de insensibilidad política.
Ojalá el nuevo gobierno le dé vuelta a esta ola de violaciones sistemáticas
de derechos humanos y en vez de eso, se empiece a construir un sistema que proteja, en los hechos, la dignidad humana.
Esta última sentencia de la CoIDH, identificada como el Caso mujeres víctimas de tortura sexual en Atenco vs. México del 28 de noviembre de 2018, empezó en el año 2006 cuando 11 mujeres mexicanas, con domicilio en Texcoco y San Salvador Atenco, fueron detenidas arbitrariamente por policías y llevadas a prisión. Sufrieron tortura, física y psicológica. Además de abusar sexualmente de ellas, estuvieron detenidas. Los líderes del movimiento fueron condenados a más de sesenta años, otros a más de treinta, a pesar de la evidente violación a los derechos humanos -a la libertad de reunión-, supuestamente por los delitos de secuestro.
Las once mujeres acuden en 2008 a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), que en 2011 admite la demanda y hasta 2015 la Comisión llega a la conclusión que hay violación a los derechos humanos de las demandantes y emite recomendaciones para que México les repare sus derechos; pero no cumple a pesar de haber solicitado cuatro prórrogas de dos meses cada una.
No tuvo voluntad y por eso la CIDH, el 17 de septiembre 2016, demanda al Estado Mexicano, ante la CoIDH, por haber violado los derechos humanos de las víctimas, contenidos en la Convención Americana de Derechos Humanos (ConvenciónADH).
Una vez tramitado este proceso ante la CoIDH, con fecha 28 de noviembre de 2018, emite sentencia y declara, que México ha incurrido en responsabilidad internacional, al violar la ConvenciónADH , y lo condena (dice la sentencia ) a “iniciar las investigaciones amplias, sistemáticas y minuciosas que sean necesarias para determinar, juzgar, y, en su caso, sancionar a todos los responsables de la violencia y tortura sexual sufrida por las once mujeres, a brindarles de forma gratuita e inmediata el tratamiento médico y psicológico o psiquiátrico, a publicar la sentencia de la CoIDH en el Diario Oficial de la Federación, a realizar un acto público de reconocimiento de responsabilidad internacional y a ofrecer disculpas públicas a las víctimas, a capacitar a las policías, a adoptar un mecanismo de monitoreo sobre la efectividad de la policía federal y en específico, del Estado de México, otorgar becas a tres de las víctimas para estudios superiores, técnicos o universitarios, a elaborar un plan de fortalecimiento calendarizado del mecanismo de seguimiento de casos de tortura sexual”, cometida contra las mujeres, a pagar el daño material –“en dinero” por cierto muy cuantioso-, entre otras condenas.
Una vez más, cortes internacionales condenan a México por no respetar derechos humanos.
Nuestro país ha firmado, según la Suprema Corte de Justicia de la Nación, casi 1,300 tratados internacionales y de ellos, en su página web, señala que alrededor de 210 son de derechos humanos.
Estos tratados tienen que ser respetados, por todas autoridades mexicanas, según el artículo 1º. De la Constitución Federal.
Si ya sabemos, por qué no aprendemos de la historia. Siempre que nos sientan en el banquillo de los tribunales internacionales, nos condenan. ¿Por qué no revisamos nuestro sistema para ver qué no estamos haciendo bien y corregirlo? Tenemos que aprender a no repetir lo incorrecto , porque pasan dos cosas: violamos derechos a uno o a varios seres humanos y, por otro lado, nos vemos como un país que sigue cometiendo sistemáticamente violaciones a los derechos humanos de su gente y eso es mal visto por la comunidad internacional.