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Cuando el presidente Donald Trump presentó su propuesta legislativa sobre inmigración legal, hecha por su yerno Jared Kushner, unos días atrás, había especulación de que podría avanzar el tema en el Congreso estadounidense, quizás combinando las ideas de Kushner para cambiar el proceso de visas para inmigrantes permanentes (que busca atraer a más con títulos profesionales) con ideas propuestas por algunos demócratas en el Congreso sobre la legalización de inmigrantes indocumentados. Pero rápidamente se vio que no había apetito político para un acuerdo que requería de cordialidad y ánimo bipartidista en el Congreso.
Y esta semana colapsaron las negociaciones sobre un plan masivo de infraestructura entre Trump y los líderes demócratas, cuando el presidente alegó que éstos lo estaban persiguiendo con demandas relacionadas con documentos sobre sus finanzas privadas. Lo que parecía un último tema en que se podía negociar un acuerdo amplio, también quedó relegado.
No es de sorprender que no haya arreglos posibles en temas tan importantes como inmigración e infraestructura (y otros más, incluyendo quizás el nuevo tratado de libre comercio con México y Canadá) porque ya han empezado los tiempos políticos en Estados Unidos. Si bien las elecciones presidenciales no tendrán lugar hasta noviembre de 2020, dentro de año y medio, las campañas ya han arrancado y los goles políticos que pueden meter los candidatos contra el partido opositor son más importantes que los acuerdos que muestran progreso en asuntos públicos importantes.
Los debates en el Partido Demócrata empiezan ya a finales de junio, el próximo mes, y habrán por los menos 19 candidatos presentes en ellos. Luego hay un debate casi cada mes hasta que inicien las elecciones primarias a principios de febrero de 2020, a menos de nueve meses a partir de ahora. Si bien parece que las elecciones presidenciales están todavía muy al futuro, en realidad las campañas ya están a toda velocidad y los incentivos para llegar a acuerdos bipartidistas son muy pocos.
En el Partido Republicano, sólo hay un candidato serio: Trump mismo, y se puede decir que nunca ha dejado de estar en campaña desde que ganó las elecciones en 2016. Pero él está aún más enfocado en la campaña presidencial con los ataques diarios de sus contrincantes demócratas que están tratando todos de posicionarse como el candidato o la candidata ideal para derrotarlo en 2020.
Sin duda, es un problema enorme para los Estados Unidos que hay campañas tan largas que hay poco margen para tomar decisiones reales que requieren de respeto mutuo y búsqueda de soluciones compartidas entre los dos partidos principales del país. Y también es un problema para socios y vecinos de Estados Unidos, como México, que de pronto ven todos los temas de su agenda bilateral filtrado por una agenda partidista ajena a la sustancia real que tengan.
Así será tanto con migración como con el comercio entre México y Estados Unidos durante los próximos 18 meses. En un día, martes de esta semana, Trump ataca a México por no frenar la migración indocumentada y luego exalta la importancia del T-MEC, el acuerdo comercial entre México, Canadá y Estados Unidos, como una prioridad legislativa. Ambos son declaraciones con fines políticos en Estados Unidos, más que comunicaciones sobre temas bilaterales reales.
Desafortunadamente, así serán los próximos meses, con ambos lados del espectro político en el país vecino, viendo los temas bilaterales por la prisma de la política interna y sus campañas presidenciales que ya han arrancado.
Presidente del Instituto de Políticas Migratorias