Todo indica que las negociaciones para un nuevo Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) terminarán bien. Falta un acuerdo con el gobierno canadiense, pero es probable que se llegue a un entendimiento, ya que ninguno de los tres países quiere que caiga el acceso que tiene a los mercados de los otros países ni mucho menos que colapsen las cadenas de producción compartidas entre los tres signatorios del tratado. Y a final de cuentas, el nuevo TLCAN no es tan distinto del actual, lo cual es un logro significativo de los negociadores de los tres países.
¿Pero que pasará después cuando es hora de ratificar el nuevo TLCAN? En Canadá, que tiene un sistema parlamentario en que el primer ministro tiene mayoría absoluta en el parlamento, no habrá problema, ni probablemente en el Congreso mexicano en que Morena cuenta con una mayoría absoluta y no hay una oposición clara al tratado. Pero en el Congreso estadounidense, las posibilidades son mucho más inciertas.
Para empezar no sabemos quien tendrá mayoría en el Congreso de EU. Las probabilidades parecen apuntar hacia una victoria en la Cámara de Representantes para los demócratas. El sitio web político FiveThirtyEight.com estima en un 83 por ciento de probabilidades de que los demócratas ganen una mayoría en la Cámara, y sólo 17 por ciento se quede en manos de los republicanos.
Desde luego, no hay que subestimar a Donald Trump, quien ganó las elecciones presidenciales contra todo pronóstico hace un par de años y quien está empeñado en apoyar a los candidatos republicanos al Congreso, pero en este momento parece que hay altas posibilidades de un cambio de mando en la legislatura.
No es necesariamente así en el Senado, en que una tercera parte de los cien escaños están en juego, pero la gran mayoría de éstas están actualmente en manos de senadores demócratas, lo cual deja menos posibilidades de una derrota republicana. Así que la mayor probabilidad es que los demócratas ganen una mayoría en la Cámara de Representantes, pero los republicanos conserven su mayoría en el Senado, aunque hay otras combinaciones posibles.
Es difícil saber también qué posiciones los legisladores tomarán sobre un nuevo TLCAN. No ha sido un tema visible en las campañas políticas hasta ahora, ni hay posiciones muy claras por parte de los liderazgos partidistas. Es probable que Trump puede instigar a que una gran parte de los republicanos en el Congreso voten por el tratado, pero habrán algunos que se rehusen a hacerlo, porque son escépticos del comercio o de México.
Y entre demócratas el tema es aún más incierto. La mayoría de congresistas demócratas parecen favorecer a México y Canadá, sobre todo porque Trump se ha dedicado a golpear a los países vecinos, pero no me queda claro si eso los llevará a apoyar a un TLCAN nuevo o a oponerse a él, debido que es una versión menos robusta del acuerdo actual y es la obra de una administración que no les gusta. El riesgo de que se politice el debate sobre la aprobación del tratado es real.
El hecho que no se ha vuelto un tema muy visible políticamente es una ventaja enorme en estos momentos, y quizás permita que haya una votación sin mucha controversia, pero si el tema del TLCAN se vuelve un debate caliente en el Congreso estadounidense, podríamos estar ante un escenario en que su aprobación no está asegurada y en que puede volverse una discusión polarizada sobre el futuro de América del Norte.
Presidente del Instituto de Políticas
Migratorias