Hace unos días le preguntaron al presidente Peña Nieto sobre el problema de la corrupción en el país y dijo: “Cualquier cosa que ocurra hoy en día es por la corrupción (…) casi casi, si hay un choque aquí en la esquina, ¡ah! fue la corrupción” (Expansión, 16/10/2017). Tiene razón, sin embargo, el problema es mucho más grave, porque a esa corrupción se le suman otros conflictos graves que vuelven intolerable la situación del país, como la inseguridad, la impunidad, las amenazas a la libertad de expresión y la captura institucional.
No se pueden ignorar los niveles en los que nos ubica Transparencia Internacional: México bajó de 2016 a 2017 nada más que 28 lugares, es decir, pasó del sitio 95 al sitio 123 de un total de 176 países. (goo.gl/VNcbMe)
Esta caída se da en el contexto de una reforma que aprobó un sistema anticorrupción que está en la fase de implementación y ha tenido una severa resistencia por parte de la clase política que ha incumplido los plazos para nombrar al fiscal anticorrupción. En el reporte del Barómetro Global de la Corrupción, México aparece como un país lleno de notas reprobatorias y se le considera uno de los más corruptos de América Latina y el Caribe. Todos los indicadores son negativos: aumentó la corrupción, el desempeño del gobierno frente al problema es malo, la policía es corrupta y los que pagan soborno se han multiplicado.
En los estudios sobre libertades democráticas de Freedom House (FH) de 2017, México bajó su calificación por la muerte de periodistas que nos ubican en situaciones similares a la de países en guerra, por eso en libertad de prensa somos un país no libre (goo.gl/vSxCH5). En los informes de Latinobarómetro nos hemos posicionado en los peores lugares en satisfacción y apoyo democrático en América Latina, desde el año 2009 a la fecha.
El Inegi acaba de publicar los resultados de su Encuesta Nacional de Seguridad Pública Urbana (ENSU), en la que mide la percepción ciudadana sobre la inseguridad y sobre el desempeño de las autoridades (policías y fuerzas armadas), y los resultados son muy negativos. Entre julio y septiembre de este año 76% de la población mayor de 18 años considera que la ciudad en la que vive es insegura. Hay ciudades en donde el nivel sube a 92% y otras, las menos, en donde hay un 27%. Estos datos muestran de qué forma la violencia se ha incrementado de manera constante. Hay sitios particularmente peligrosos como los cajeros automáticos y el transporte público, pero también la calle, las carreteras, los mercados y los centros comerciales. El impacto inmediato de la inseguridad ha llevado a cambiar rutinas, salir menos a la calle o visitar poco a los familiares. Para 7 de cada 10 personas la expectativa del problema es mala, 35.5% dice que la inseguridad seguirá igual y 37.4% dice que empeorará. Tenemos un país que vive atemorizado y que ha tenido que cambiar su vida cotidiana. (goo.gl/9kh334)
Para completar el cuadro hay dos datos muy preocupantes, uno es la impunidad, un mal complementario al de la corrupción, en donde también las cifras son muy elevadas. En el Índice Global de Impunidad, México aparece en primer lugar en América y en el mundo sólo es superado por tres países, Filipinas, India y Camerún (EL UNIVERSAL, 28/08/2107). El otro es la medición oficial sobre homicidio doloso en donde existe un incremento de 23% en 2017, así este año se puede convertir en el más violento del sexenio (EL UNIVERSAL, 23/10/2017).
Sobre la captura institucional qué decir del cese fulminante del fiscal para delitos electorales (FEPADE), Santiago Nieto, tal vez porque estaba investigando la liga entre Emilio Lozoya y Odebrecht, en donde un ejecutivo de la empresa dice que “acompañamos de tiempo completo toda la campaña del PRI” (Reforma, 23/X/2017). ¿Se revertirá la decisión? Qué decir del Tribunal Electoral (TEPJF) que hizo muchas maromas para no anular las elecciones de Coahuila y darle el triunfo al PRI.
2018 presagia tormenta. Esta es la herencia que deja Peña Nieto…
Investigador del CIESAS. @AzizNassif