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El año que terminará en unos días ha dejado varias huellas negativas que marcan la vida pública del país, y seguirán presentes el año que viene. Cuando pasamos del acontecer cotidiano y vemos una retrospectiva, encontramos una lógica. Para ver este proceso seleccionamos cuatro ejes que nos explican —parcialmente— el 2017: a) el gasolinazo y las mentiras sobre la reforma energética; b) la corrupción gubernamental que está emblemáticamente representada en casos como el de OHL, Odebrecht y los ex gobernadores; c) las elecciones locales y el experimento de lo que el PRI quiere hacer en 2018; d) una violencia creciente que va del fracaso de la estrategia a una mayor militarización con la nueva Ley de Seguridad Interior. Estos son los monstruos del 2017.
El año empezó con un fuerte golpe económico a la economía popular, el gasolinazo. Fue de tal magnitud su impacto que Peña Nieto pasó de ser un presidente mal evaluado a uno completamente reprobado. Durante años este gobierno le vendió al país la idea de que con la reforma energética los precios de los combustibles bajarían y no habría más gasolinazos. Pero los compromisos con la llegada del capital privado, nacional y extranjero se impusieron para esa alza de precios. Por supuesto, también se hizo 18 meses antes de las elecciones presidenciales, porque después no se podría tener un ajuste de precios.
La sombra de la corrupción que cubre al grupo gobernante nos deja una generación de políticos que ha saqueado el país. Se trata del “nuevo” PRI de Peña Nieto. La vinculación entre intereses privados y públicos para un clientelismo de élite (gobierno de Peña y OHL), se observa en la investigación que hizo la iniciativa Ahora, El Ciclo. Luego vino el caso de Odebrecht, la mayor empresa corruptora del continente, que tocó al ex director de Pemex, Emilio Lozoya, y a la campaña de Peña en 2012 como beneficiaria. Además, tuvimos el caso de Javier Duarte y su detención, y la fuga del otro Duarte, el de Chihuahua, y un largo etcétera de ex gobernadores corruptos. Ante este panorama el gobierno tuvo que ceder a un Sistema Nacional Anticorrupción, con transformaciones legales e institucionales que desafortunadamente han sido detenidas en la maraña de intereses de políticos que se resisten a perder privilegios. Está pendiente el nombramiento del fiscal anticorrupción y en esta lógica se explica la destitución del fiscal para delitos electorales, Santiago Nieto, quien hacía la investigación de Odebrecht. En estos días nombraron a un nuevo fiscal.
Al lado de la corrupción llegó el experimento de las elecciones en el Estado de México, en donde el PRI puso en operación una elección de estado, como en los viejos tiempos (compra de voto, dinero del presupuesto a manos llenas, árbitros capturados). La autoridad simplemente vio pasar todo el cochinero y miró hacia otro lado. Con el mismo patrón, el caso de las elecciones de Coahuila evidenció al actual Tribunal Electoral como un organismo al servicio del PRI. Este tribunal calificará la elección presidencial de 2018.
Durante todo el año la violencia creciente y los cadáveres que se encuentran en múltiples fosas clandestinas, han dejado evidencia de que la estrategia seguida durante dos sexenios, no funciona. Octubre pasado fue el mes más violento en décadas. En este año también siguieron los asesinatos de periodistas (todos impunes), entre ellos el de Javier Valdez (Culiacán) y Miroslava Breach (Chihuahua). Pero en lugar de cambiar de estrategia, este gobierno está empeñado en profundizarla con una militarización legalizada. La Ley de Seguridad Interior, una iniciativa rechazada por los organismos de derechos humanos, nacionales e internacionales, por académicos y Ong’s, es la vía que puede terminar de socavar el debilitado régimen democrático del país.
Recientemente el Pew Research Center publicó el resultado de una encuesta que hizo en 38 países, en donde la pregunta fue si la vida en el país hoy es mejor o peor que hace 50 años. En México un 68% de los ciudadanos considera que la vida es peor hoy, con lo que nos ubicamos en el penúltimo lugar de la tabla. Quizá esta opinión se deba a estos monstruos de 2017…
Investigador del CIESAS. @AzizNassif