Dicen que tres meses es un tiempo breve, que en noventa días no puede pasar mucho en la vida de un país porque sólo es un breve momento. Ese es el tiempo que nos falta para llegar al día de las elecciones, al esperado 1 de julio. Esa fecha ya juega en la imaginación de millones de personas como el punto en donde se definirá el futuro de México. ¿Será cierta la carga histórica que se ha depositado en esa fecha ya simbólica o simplemente se tratará de otra elección más con expectativas y desencantos?
Los días de campaña no serán muy distintos a los de las precampañas e intercampañas; veremos, quizá, una intensificación de la guerra sucia, una enloquecida multiplicación de spots que, como ruido rebotará en todos los aparatos de radio y televisión. Las redes sociales se nutrirán de millones de mensajes con la ilusión del clic y la fantasía de que estamos en espacios en donde hay libertad de expresión; las mesas de debates se repetirán en un afán de convencer y habrá tres momentos de confrontación organizados por la autoridad, en donde veremos a los cuatro candidatos, AMLO, Anaya, Meade y Zavala, hacer su mejor esfuerzo para vencer a sus oponentes. Los rumores y las fake news serán parte del clima irrespirable que se hará cada día más denso y sucio. Veremos día y noche a los cuatro candidatos hasta la intoxicación. La pregunta que se repite para muchos ciudadanos es: ¿por quién votar?
Desde hace tiempo hemos planteado que estamos ante varias opciones de voto formal (hoy son cuatro), pero sólo ante dos proyectos. Zamarripa señala que en la boleta estará AMLO y tres panistas (Reforma, 2/IV/2018). En las últimas semanas el puntero, AMLO, ha marcado la agenda del debate público y ha centrado su atención en los temas más relevantes como el combate a la corrupción y la grave crisis de inseguridad que vive en el país desde hace más de diez años. Estas problemáticas se han traducido en preguntas concretas: ¿qué hacer con la obra del nuevo aeropuerto de la Ciudad de México?; ¿qué hacer con la reforma energética y educativa? El puntero ya dijo que revisarán esa obra gigantesca, sobre todo por su costosa viabilidad y por la enorme cantidad de negocios que se planean para un futuro próximo. Los candidatos del PRI y del PAN reaccionaron de forma inmediata para defender el proyecto y cuando olfatearon la oportunidad de sacar ventaja, dicen que revisarán los contratos para impedir corrupción en la obra. Como este caso, la campaña será un espacio para decantar dos proyectos en disputa.
Si el ánimo social expresa un hartazgo por la corrupción, el engaño, la impunidad y la violencia, la partitura de la campaña será ofrecer un cambio. AMLO por trayectoria se ha posicionado como el candidato del cambio y tiene “un 79% de probabilidades de ganar” (El País, 1°/IV/2018). Es un proyecto que se ha construido en la oposición, se integra con una mixtura entre las resistencias antisistémicas, el conflicto distributivo y una nueva jerarquía de políticas públicas. Reivindica a tres modelos presidenciales: Juárez, Madero y Cárdenas, la república, la democracia y una nación con más equidad social. Anaya, en segundo lugar, con las siglas del PAN-PRD-MC, también habla de cambio, pero hace una diferencia frente a AMLO y se ubica como la promesa de futuro, frente a lo que caricaturiza como un regreso al pasado. Una vez que el fantasma de Venezuela ya no funciona, ahora quieren construir un nuevo espantapajaros para decir que AMLO es como otro Echeverría, una expresión del nacionalismo revolucionario, con un perfil autoritario y un modelo económico fracasado. Anaya promete un gobierno de coalición y un nuevo régimen. En su contra pesa el fracaso de los dos gobiernos panistas, la mediocridad de Fox y el horror de Calderón. La candidatura de Zavala parece orientada sólo a perjudicar a Anaya. Y de Meade hay poco que decir, pocos quieren más PRI y su candidatura es una extensión del peñismo que está reprobado.
Tal vez, en una próxima reforma electoral podamos llegar a una campaña de sólo 30 días y tres debates, pero eso es sólo un buen deseo. Por lo pronto, apenas inician estos noventa días para decidir en las urnas cómo salimos del pantano. Paciencia…
Investigador del CIESAS.
@AzizNass