Si no fuera porque se trata de un conflicto social importante, que expresa la extraña mezcla entre el pasado y los tiempos de cambio que corren, se podría decir que las huelgas de empresas maquiladoras en Matamoros son como una película del Piporro. Lo que se ha venido abajo es un modelo laboral de control y simulación, que se aplica en la mayoría de las empresas del ensamble maquilador, ubicadas a lo largo de la frontera norte del país. Todo funcionaba muy bien, sobre todo para las maquiladoras y los líderes sindicales, hasta que un cambio, una pieza movió toda la frágil plataforma de relaciones laborales en esa región del país y la tiró al suelo. El cambio fue el aumento del 100% al salario mínimo en la frontera.
El mundo fronterizo es particularmente precario, sobre todo en la aplicación del Estado de derecho. Se trata de sociedades desarticuladas en donde ha crecido la violencia por el fenómeno del narcotráfico. Es una región en donde hay pocas oportunidades y las empresas maquiladoras ofrecen empleo. No es un secreto que las relaciones laborales dominantes en el país se mueven bajo el esquema de los contratos de protección, en donde los liderazgos sindicales están completamente alejados de una vida gremial mínimamente democrática. Se exprime a los trabajadores con jugosas comisiones sindicales que llegan hasta 4% por persona, en lugar de ser 1%, como es el estándar. Este porcentaje genera recursos millonarios para líderes cuya representación es muy deficiente. Tampoco existe una cultura empresarial moderna que se base en relaciones profesionales dentro del espacio del trabajo.
El modelo de relaciones laborales de las maquiladoras fronterizas se terminó de construir cuando esta materia fue declarada —desde el centro— de carácter local y no federal. En Matamoros existe una pinza, por una parte, empresarios premodernos y, por la otra, un sindicato único y un liderazgo unipersonal. Estas huelgas cambiaron el statu quo en donde todo se arreglaba en la cúpula, y los trabajadores simplemente aceptaban las condiciones, pero no tenían ninguna decisión. Hoy, los gremios empresariales como Index Nacional o la misma Coparmex, se quejan de que se violenta el Estado de derecho, cuando en realidad no ha habido ninguno. Por ejemplo, para declarar la inexistencia de las huelgas ni siquiera se siguió el debido proceso.
Desde hace años las empresas maquiladoras han abusado de sus condiciones y los gobiernos les han concedido prácticamente todas sus demandas, porque se quiere tener empleo, aunque sea muy precario. El salario promedio de las maquiladoras se ubica en 1.5 salarios mínimos. Ahora, con el aumento decretado para la frontera, estas empresas, que tienen indexado el salario tabular al aumento a los mínimos, entraron en shock y han tenido que dar un aumento del 20% y un bono de 32 mil pesos. La historia del bono anual es que se pagan aumentos por fuera y así se evita que repercuta en el salario y en las prestaciones. Como parte de la presión patronal se dice que varias empresas van a cerrar porque no están de acuerdo con los aumentos. En realidad, el salario es tan bajo que, incluso con los aumentos, sigue en una proporción de diez a uno respecto a los salarios en Estados Unidos. En todo caso, si algunas maquiladoras deciden cerrar será más por la inseguridad en la región tamaulipeca, que se ha agravado en los últimos años. Por lo pronto, la mayoría de las empresas ya han firmado sus contratos.
Quizá, a partir de este conflicto puedan cambiar algunas dinámicas en la negociación laboral del país. Las bases han rebasado a sus liderazgos que no los representaban y eso puede propiciar la emergencia de un sindicalismo más representativo y democrático. El gobierno federal, a través de la Secretaría del Trabajo, ha estado presente para favorecer la negociación de los contratos y ha dejado de ser un espacio para justificar arreglos de cúpula. En contraste, el gobierno local de Tamaulipas estuvo completamente ausente, evadió su responsabilidad. ¿Se podrá empezar a construir un nuevo orden laboral basado en una negociación real? Si esta vía camina, entonces las fronteras del norte serán chulas, como dice la canción del Piporro…
Investigador del CIESAS. @AzizNassif