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Veamos telegráficamente la complicada historia de un aeropuerto. Alguien se ha preguntado por qué razón Peña Nieto no le preguntó a la ciudadanía si quería un nuevo aeropuerto en Texcoco, simplemente lo decidió y lo anunció en septiembre de 2014 durante su segundo Informe de Gobierno. Así funciona una democracia representativa. AMLO anunció en campaña que cancelaría el NAICM y que haría dos pistas en el aeropuerto militar de Santa Lucía. Luego dijo que la obra se concesionaría a la iniciativa privada para que el gobierno no invirtiera más en Texcoco. Después de ganar las elecciones retomó el tema y anunció una consulta. El 28 de octubre se dio a conocer el resultado: 69.8% en contra de Texcoco en un universo de un millón 96 mil participantes, el 1.2% de la lista nominal de electores. Al día siguiente AMLO decidió que va Santa Lucía y se termina Texcoco y se generó el primer choque entre el presidente electo y el sector empresarial ¿Error o acierto?
La famosa consulta ha sido ampliamente descalificada por sus características y sus limitaciones. Fue un ejercicio que se hizo al margen de las reglas establecidas en el Artículo 35 de la Constitución, es decir, se llevó a cabo por iniciativa del presidente electo y no contó con los requisitos de un ejercicio democrático. Durante los cuatro días de la consulta hubo constantes quejas de que se podía votar varias veces, que la tinta no era indeleble, que había dudas sobre el cuidado de los paquetes y que no tuvo representación, ni certeza. Es cierto que los requisitos para hacer una consulta legal son complicados, pero ¿es conveniente hacerlos más accesibles y fáciles?
Ante la debilidad de los partidos de oposición, que descalificaron el ejercicio y la decisión de AMLO, el contrapeso fuerte lo hizo el sector empresarial. El dinero dijo que la cancelación era un grave error y que las consecuencias serían muy negativas para la economía del país. Se expuso la narrativa de la desconfianza de los inversionistas; de forma inmediata se empezó a deslizar el tipo de cambio y la bolsa entró en una fase de mayor volatilidad; algunas calificadoras movieron a la baja la nota para México, otras simplemente prefirieron esperar futuras decisiones, como el presupuesto de egresos de 2019. Para rematar, las expectativas del crecimiento económico del país para el año entrante también bajaron. ¿Seguirá la reacción y el castigo de los mercados o pronto regresaremos a la situación previa a la cancelación de Texcoco?
El conflicto por el aeropuerto abre nuevos interrogantes y reactiva viejas preocupaciones. Se ha desarrollado un argumento para explicar la decisión de AMLO que se puede formular de la siguiente manera: el tema se ubica en el conflicto que hay entre Estado democrático y capitalismo, que cada día es más complicado. Como dicen Zygmunt Bauman y Carlo Bordoni en su libro Estado de crisis, 2017: “Si el poder está administrado por los mercados, por los grupos financieros, por fuerzas supranacionales que se sustraen a todo control democrático, entonces la política es un asunto tenso y controvertido” (p. 28). Lo que hizo el presidente electo fue poner un alto y cambiar las reglas del juego. Lo expresó con la metáfora de que él no estaba de adorno, de florero, sino que tenía un mandato popular que cumplir. AMLO quiere recuperar las capacidades de una Presidencia que en los últimos sexenios se ha hundido en el río revuelto de los intereses económicos. Su discurso afirma que va a separar el poder político del poder económico. La consulta fue un ejercicio cuestionado en su legitimidad y las reacciones negativas las conocimos de forma inmediata, sin embargo, queda en pie la idea legítima de rescatar la autonomía relativa del Estado frente al mercado, aunque el fraseo suene a otra época.
La pregunta de fondo es: ¿cómo enfrentar el vaciamiento de un poder público que ha quedado subordinado al poder del mercado? AMLO, como un solo hombre, el presidente como un caudillo con sus 30 millones de votos enfrentado al capital, no podrá hacerlo. Para hacer este enorme trabajo de recuperación se necesita reconstruir la institucionalidad de un Estado democrático, y dejar de lado consultas cuestionadas...
Profesor e investigador del CIESAS