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Una transición democrática implica el paso de la exclusión a la inclusión. El punto de partida puede ser la dictadura o alguna variante del autoritarismo, pero el de llegada no es otro que un régimen incluyente, de poderes delimitados y equilibrados, con libertades plenas y elecciones libres y justas, en el que todas las fuerzas políticas son opciones reales de gobierno.
En la primera alternancia México pasó de un sistema que excluía a todos menos al PRI a otro que incluía a todos menos a la izquierda. En los hechos, el sistema mantuvo vetado al PRD mediante procesos electorales turbios, sobre todo en la primera candidatura presidencial de Andrés Manuel López Obrador. En la segunda alternancia el #priñanietismo emprendió una regresión para volver al mando imperial del presidente de la República. Y en la tercera alternancia AMLO rompió el veto con un aluvión de votos, logrando un avance en términos de inclusión.
No debemos volver a confundir alternancia con transición, que además de apertura es redistribución de poder. En este sentido el fracaso de nuestros intentos democratizadores se refleja en la endeblez del entramado de nuestra democracia y en la persistencia de la inercia de concentración de poder. El problema no es la existencia de una mayoría del partido del jefe de gobierno en el Congreso —en el presidencialismo es una aspiración legítima y en el parlamentarismo es una constante— sino la inexistencia de actores políticos que se atrevan a decirle no al presidente. En nuestro país la Corte suele ser incapaz de negarle lo que le pide con el puño cerrado, los órganos “autónomos” casi siempre lo complacen y los medios se cuidan de publicar algo que le irrite. La concentración de poder ya está aquí. Por eso a mí no me preocupa que AMLO restaure el régimen autoritario: eso ya lo hizo Enrique Peña Nieto. Sin ánimo de adelantar vísperas, me preocupa que lo conserve y lo vuelva eficaz en la sucesión de 2024.
Las instituciones mexicanas no tienen la solidez necesaria para acotar al presidente. Decir que la elección del 1 de julio prueba la madurez democrática de nuestro país es ver un espejismo: si la ventaja de AMLO hubiera sido de menos de cinco puntos, el #priñanietismo habría lanzado un operativo de manipulación y compra de votos como el que perpetró en los comicios mexiquenses. Y si AMLO hubiera perdido habría hoy una crisis poselectoral de dimensiones mayúsculas. La bruma que nos hace observar un oasis en el desierto de nuestra precaria democracia es el margen de treinta puntos entre el ganador y el segundo lugar, y el hecho de que el ganador fue AMLO.
Sostengo que AMLO le puede hacer bien a México. Su plan de austeridad me parece en lo general positivo, y no me cabe duda de que su gobierno será mejor que el de Peña Nieto. ¿Qué es lo que hay que evitar? Eso, que se sublime el autoritarismo restaurado. Cierto, AMLO está actuando con prudencia y mesura, pero hay signos inquietantes. Uno de ellos es el nombramiento de 32 coordinadores estatales, que a mi juicio equivale a neutralizar a los señores feudales con virreyes u obispos coadjutores. Otro es la persistencia de los golpeadores lopezobradoristas en “las benditas redes sociales”, que injurian y calumnian a quienes osamos externar una crítica, así sea respetuosa (claro, hay quienes actúan espontáneamente en defensa de su líder, pero es fácil detectar a los otros, a los trolls y los bots que atacan por órdenes superiores). Esos tuiteros y feisbukeros cuyo propósito es intimidar e inhibir la expresión de la discrepancia refutan el dicho de AMLO de que no pretende imponer un pensamiento único.
Habrá que esperar, con el beneficio de la duda en ristre. Quizá la sociedad civil mexicana encuentre la manera de contrapesar a AMLO para que gobierne mejor. Por cierto, enfrentará otros valladares, para bien y para mal. Me temo que la CNTE adentro y Donald Trump afuera, con los que AMLO está ahora en buenos términos, tarde o temprano encarnarán conflictos irreductibles. Y confío en que cuando eso ocurra se corroborará el valor de los equilibrios democráticos y se relanzará la transición.
Diputado federal.
@abasave