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Los niños nacidos mediante Técnicas de Reproducción Humana Asistida (TRHA) son más propensos a sufrir enfermedades congénitas, linfoma no Hodgkin, leucemia y disfunciones cardiovasculares, advirtieron especialistas médicos.
Durante el segundo día del foro “Técnicas de reproducción humana asistida y responsabilidad parental”, expertos en Bioética, Genética y Perinatología subrayaron los riesgos que infantes nacidos por embarazos de este tipo pueden enfrentar ante factores ambientales e incluso por falta de transparencia en clínicas responsables de ellos.
La secretaria de la Comisión de Salud de la Cámara de Diputados, Verónica Muñoz Parra, externó que trabajarán en las recomendaciones biojurídicas planteadas durante este foro, ya que “la protección de salud y el bienestar del niño es lo más importante y por lo que estamos aquí; es un bien común que debemos hacer”.
Durante el encuentro celebrado en el Palacio Legislativo de San Lázaro sostuvo que el fin es minimizar los riesgos para el binomio madre e hijo, especialmente para el nonato.
“Debe haber una gran participación de parte de los legisladores quienes tenemos la responsabilidad de aprobar un dictamen que contenga el análisis de lo mostrado durante estos dos días”, comentó.
Durante su exposición Francisco Güell, investigador del Instituto Cultura y Sociedad de la Universidad de Navarra, España, afirmó que los niños nacidos a través de técnicas asistidas de reproducción tienen mayor riesgo de padecer enfermedades, además de que cada vez presentan menor resistencia.
En cuanto a casos de cáncer, estos no se presentan de forma más recurrente que en los niños concebidos de forma natural, excepto en lo de la leucemia, pues tienen 67% más probabilidades de padecerlo, y el Linfoma no Hodgkin, cuya relación de casos es cuatro veces mayor que en niños concebidos en forma habitual.
De igual forma, continuó, en el futuro y de forma crónica sufrirán de disfunciones cardiovasculares, a pesar de que parecen ser niños en buen estado de salud.
Los hijos concebidos a través del trasplante de embriones congelados tienen mayor riesgo de mortalidad perinatal, que los concebidos de un trasplante fresco o sin congelar, abundó.
“Se desconoce qué aspectos de las tecnologías de punta aplicadas en este tipo de procedimientos, ya sea estimulación ovárica o trasplante, son las responsables de estas fallas”, reconoció.
Por lo tanto es necesario contar con una ley que prohiba la aplicación de cualquier técnica de asistencia, así como que obligue a las clínicas a asumir su responsabilidad en la minimización de los riesgos para el producto deseado.
Asimismo se debe estipular que cuenten con transparencia biomédica entre usuarios y clínicas, y el país ha de protegerse contra el tráfico de mujeres mediante la renta de vientre y venta de niños fruto de ese proceso, añadió el especialista.
En su conferencia “Bioética y responsabilidad parental en TRHA”, Alejandro Martínez Juárez aseguró que existe evidencia de que los factores ambientales prenatales y posnatales tempranos influyen de manera importante en el desarrollo de enfermedades crónicas, para cuando bebés de este tipo lleguen a ser adultos.
“Las exposiciones a ciertos factores alteran al feto y a su línea germinal, lo que quiere decir que la siguiente generación estaría en riesgo”, abundó el presidente del Comité de Ética de la Investigación del Instituto Nacional de Perinatología.
Enfatizó que es clara la evidencia de que los factores del ambiente del desarrollo inicial del embrión, muchos de ellos liberados por materiales plásticos e incluso médicos empleados, podrían generar alteraciones crónicas.
De tal forma que “los especialistas prefieren no recurrir ni recomendar estas técnicas de reproducción, por los riesgos que implican”.
Durante la ponencia “Aspectos sicológicos en las TRHA”, Diana Pimentel Nieto dijo que para tomar la decisión reproductiva, alcanzar el embarazo y enfrentar el parto, las mujeres pasan por diversos procesos críticos a nivel de la mente.
Cuando pretenden el embarazo pero no se alcanza, las mujeres buscan alternativas tanto en lo formal como lo informal, refirió la investigadora en Ciencias Médicas del Departamento de Psicología del Instituto Nacional de Perinatología.
Esos procesos van incidiendo en el bienestar sicológico de las mujeres e incluso provocan alteraciones emocionales y sicosociales, aseguró.
Ricardo Muñoz Soto, especialista en Ginecología y Obstetricia de la Secretaría de Salud, informó que aún está pendiente la Norma Oficial Mexicana que regule las asistencias médicas de este tipo, aunque aclaró que cuentan con un proyecto avanzado.
Tanto las instituciones encargadas de intervenciones de ese tipo como el personal médico deberán estar certificados y avalados por la Secretaría de Salud.
“Ya hay propuestas de regulación sobre el uso o destino de embriones restantes de procesos llevados a cabo, para evitar problemas legales y/o éticos”, concluyó.
jpe