En el tercer largometraje de ficción del mexicano Ernesto Contreras, Sueño en Otro Idioma, se puede comprobar una continuidad en sus viejos temas (relaciones amorosas complicadas o imposibles) con una ruptura en cuanto estilo y locaciones. Mientras que sus anteriores cintas (Párpados Azules, Las Oscuras Primaveras) eran dramas urbanos de entes cuyos inconfesables deseos se veían atrapados por una ciudad que se mostraba a veces colorida, a veces inclemente, oscura y hostil, en Sueño en Otro Idioma nuestros personajes viven en medio de un paraíso de color verde, la exuberante selva veracruzana, que se retrata imposiblemente hermosa gracias a la estupenda cámara de Tonatiuh Martínez (antiguo colaborador del cineasta) y que plantea la poética contradicción que da pie al filme: la historia de dos hombres nacidos en este paradisiaco lugar que sin embargo han vivido encerrados en el recuerdo y el rencor por más de cincuenta años.
Veracruz, época actual. Martín es un joven lingüista que llega a un pueblo inserto en la selva veracruzana para entrevistarse con los últimos hablantes de una lengua llamada zikril: Don Evaristo (Eligio Meléndez) y don Isauro (José Manuel Poncelis). El problema es que estos dos ancianos llevan cincuenta años sin dirigirse una sola palabra, al parecer debido a una disputa amorosa ocurrida cuando ambos, en su juventud, conocieron a María (Nicolasa Ortíz Monasterio), quien eventualmente terminó casándose con Evaristo.
Para conservar el legado del zikril, Martín necesita grabar conversaciones en ese idioma, por lo que buscará diplomáticamente reconciliar a este par de viejitos de los cuales uno expresa profundo rencor y el otro algo de pena. La historia que llevó a estos mejores amigos a convertirse en dos extraños así como el devenir de esa amistad será el hilo conductor de esta historia.
Con un sólido guión escrito por el hermano del cineasta, Carlos Contreras, sorprende la fluidez narrativa de una cinta que aborda varios frentes sin perder nuestra atención ni atropellarse entre sí: la historia sobre la lengua a punto de desaparecer, la añeja rivalidad entre los dos ancianos, la complicidad entre Martín y la nieta de Evaristo, y por supuesto, el relato a destiempo sobre lo que llevó a romper la entrañable amistad de estos hombres y el papel que juega María en todo esto.
Si bien en la superficie el lenguaje es el centro de la trama, el único lenguaje preponderante en esta cinta es el fílmico. El uso cuasi orgánico de los flashbacks, la cuidada iluminación de locaciones y personajes, la libertad en el uso de los espacios, cierto interludio musical que sirve como una bienvenida pausa en el flujo narrativo y cierta escena donde los protagonistas conversan en zikril sin traductor de por medio pero sin que perdamos tampoco la intención de aquella plática. Todo funciona y emociona gracias a la habilidad de Contreras (de nuevo, ambos) de armar y narrar esta historia mostrando madurez en el uso de sus recursos, lo cual hace de esta, sin duda, su mejor cinta hasta ahora.
Sueño en Otro Idioma es una estupenda cinta sobre el rencor, el amor y el paso del tiempo, pero también sobre la tolerancia y la aceptación de uno mismo en sus virtudes y defectos. Una película que reflexiona sobre cómo los prejuicios destruyen todo: amor, amistad y tiempo.
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