A las mexicanas y mexicanos: La ciudad de México tiene características geográficas, sociales, económicas, políticas y culturales únicas que han definido su historia electoral desde 1997 cuando se eligió por primera vez a la persona titular de la jefatura de Gobierno. Elección donde las y los capitalinos no perdieron la oportunidad para sacar al PRI del poder y llevar al ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas al triunfo.

Lo refiero porque la CDMX nunca ha sido priista, los regentes del partido hegemónico fueron impuestos por las cúpulas y jamás ha sido panista, prueba de ello es que la primera vez que se disputó la jefatura de Gobierno, optó por un hombre de izquierda, quien reunió en su persona y en su propuesta una serie de características que han sido desde siempre valoradas por la ciudadanía y que con el tiempo se convirtieron en requisitos implícitos.

Las y los capitalinos se hartaron de la corrupción priista desde hace más de 30 años y han despreciado el conservadurismo de la derecha desde siempre. La ideología, valores y principios de la CDMX son progresistas, son humanistas y son verdaderamente de izquierda. Por eso triunfó Morena en 2018 y se pintará de guinda nuevamente.

Si alguien abrazó las causas de los diferentes grupos de la sociedad en la Ciudad de México ha sido Clara. Es testigo y partícipe de lo que verdaderamente ocurre en el Zócalo, en las avenidas, alrededor de los quioscos y en la vida diaria citadina. Ella ha hecho historia codo a codo con todas y todos.

La amplia ventaja de Clara Brugada que muestran las encuestas se mantendrá hasta el próximo 2 de junio porque ella es la candidata natural y será la próxima jefa de Gobierno. Desde hace muchos años ha hecho suya la ciudad y la ciudad la ha hecho propia.

Entiende a quienes vivimos en la Capital Cultural de América porque ha sido parte de sus movimientos y dinámicas sociales desde muy joven. Conquistó Iztapalapa y lo ha hecho con el resto de las alcaldías porque el sentido de pertenencia es mutuo.

Se mueve por las calles capitalinas como pez en el agua. Conoce los barrios tradicionales, los pueblos, las vecindades, las zonas residenciales, los comercios, el transporte, la gastronomía, los problemas y las oportunidades de la CDMX. Sabe de cierto sobre sus sabores, sus tristezas, sus olores, sus celebraciones, sus batallas y sus victorias porque ha estado presente. Solo quien verdaderamente conoce, habita y ama nuestra ciudad puede gobernarla.

La formó la Universidad Autónoma Metropolitana, institución que celebra este año su 50 aniversario: larga vida a la UAM. Ahí, Clara maduró junto a los movimientos estudiantiles, aprendió a inconformarse ante las injusticias, absorbió el pensamiento humanista como solo las juventudes saben hacerlo, asumió una vida de esfuerzo y compromiso, convivió con quienes trabajaban y estudiaban al mismo tiempo, miró al cielo sentada desde una barda y al igual que lo hacen millones de jóvenes caminó hacia su destino.

Ha hecho patria en su andar, representó los intereses legítimos de la ciudadanía y siempre entregó buenas cuentas. Ha sido una servidora pública sensible, honesta y eficiente.

Clara es ella misma, siempre sabes con quién estás hablando y a quién estás mirando. Libre de imposturas y desnuda de caretas, va conectando vidas y haciendo sinergias de parque en parque, de mercado en mercado y de casa en casa. Representa lo que es y afortunadamente es mucho. Es una mujer que viene del pueblo y ser parte de lo mejor y más cierto que tiene una nación representa una enorme ventaja.

La ventaja de ser Clara se nota en las encuestas y en la respuesta de la gente, se verá una vez más en el debate, se refrendará en las urnas y se hará realidad en la continuidad del bienestar y el desarrollo de nuestra gran Ciudad de México.

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