Washington.— Un videojuego que simula un ataque con armas en las instalaciones de una escuela, y que saldrá pronto a la venta, ha generado críticas, principalmente entre familias de las víctimas de tiroteos en centros escolares de Estados Unidos.

El juego Active Shooter (Tirador Activo) tiene previsto su lanzamiento el próximo 6 de junio como “simulador SWAT” y permite a los jugadores elegir entre ser “un tirador activo” que siembra el terror en un colegio o un agente de las fuerzas especiales SWAT, cuya misión es eliminar al atacante.

La compañía Revived Games, propiedad de la empresa Acid, es la responsable del lanzamiento de esta versión que espera vender por unos 5 o 10 dólares en el mercado de los videojuegos Steam, una tienda de juegos en línea, informó NBC 6 News.

La empresa señala que se trata de un “juego de computadora” y que “sólo tiene la intención de entretener y ser una simulación”.

Y agrega que el videojuego será permitido sólo a mayores de 18 años porque “contiene material no recomendado para menores y aquellos que buscan estimular y establecer visiones políticas”.

El domingo Ryan Petty, padre de un alumno muerto en tiroteo del 14 de febrero en el instituto Marjory Stoneman Douglas, de Parkland, Florida, pidió la cancelación del lanzamiento del videojuego.

“Es repulsivo que una compañía trate de obtener beneficio de una tragedia que afecta a nuestros colegios en todo el país”, dijo Petty, y agregó: “Mantener a nuestro hijos seguros es un asunto real y no un juego”.

Otros padres de víctimas del colegio se unieron a Petty y aseguraron que un videojuego así “desensibiliza a los jóvenes” ante la tragedia.

En tanto, los alumnos del instituto Santa Fe, en Texas, donde un joven mató a 10 personas y dejó 13 más heridas hace dos semanas, regresaron ayer a clases.

El centro permanecía cerrado desde el pasado 18 de mayo, fecha en la que Dimitrios Pagourtzis, de 17 años y alumno del centro educativo, acudió armado con una escopeta y una pistola, así como con varios artefactos explosivos, y abrió fuego contra sus compañeros.

El tirador continúa aislado sin fianza en una prisión de Galveston, Texas, acusado de asesinato en primer grado y ataque contra un agente de la autoridad, cargos con los que podría afrontar una condena a cadena perpetua aunque, debido a que es menor de edad, puede tener la libertad tras 40 años preso.

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