Edgar Elías Azar no es un buen juez, de serlo no habría declarado que Stephanie Magón Ramírez murió asesinada.

¿Por qué el presidente del Tribunal Superior de Justicia de la Ciudad de México usurpó un papel que no le toca jugar?

El martes de la semana pasada, durante un evento dedicado a promover la lucha contra la violencia de género, Elías Azar dijo que la modelo colombiana fue víctima de homicidio y descartó que hubiese perdido la vida por una caída desde el edificio donde moraba.

¿De dónde sacó el magistrado su información? ¿Qué pruebas periciales sostenían su dicho? ¿Por qué brincarse así a las autoridades responsables de investigar y procurar la justicia? ¿Qué tiene que hacer la cabeza del Tribunal Superior especulando sobre las razones de esta tragedia?

El mismo día que Elías Azar resbaló con su imprudencia, la Procuraduría General de Justicia de la ciudad de México informó que no se encontraron huellas de lucha, defensa, forcejeo o sometimiento. Hasta ahora la autoridad responsable no cuenta con evidencia de que haya habido homicidio.

No es la primera vez que Elías Azar confunde la tela con que está hecha su investidura. Se trata de un presidente de Tribunal al que le gusta la polémica y por tanto se entromete en conversaciones a las que no ha sido convocado.

Todavía se recuerdan sus declaraciones desafortunadas a propósito del filme Presunto culpable y también el pleito que sostuvo con sus productores Layda Negrete y Roberto Hernández.

Lo mismo que, en revancha contra esta película, la prohibición para que entraran de nuevo cámaras de video a los juzgados de la capital. El magistrado creyó con ingenuidad que podía mantener su casa en penumbra durante algún tiempo más.

Se le ha criticado antes por haber sometido al Tribunal que encabeza a una crisis de credibilidad y autonomía. A muchos enojó que —contrario a las prácticas del Poder Judicial— buscara ser reelecto por tercera ocasión como presidente.

En noviembre del año pasado por este motivo se le acusó de practicar con desenfado el conflicto de interés. Un tema que sin duda lo tiene preocupado. De otra manera cómo explicar que el magistrado Elías Azar haya promovido, también en fecha reciente, un amparo contra la Ley 3de3.

Argumenta que él no está dispuesto a presentar públicamente sus declaraciones de impuestos, de intereses y patrimonial porque de hacerlo podría verse afectado el principio de independencia con que cuenta el Poder Judicial.

Se trata de un hombre muy poderoso y es posible que vaya a obtener el amparo solicitado. Aunque de lograrlo se sentaría un precedente desastroso ya que muchos otros jueces, no solo de la capital sino de todo el país, podrían acudir a sus propios juzgados con objeto de exceptuarse de la ley anticorrupción.

Cabría incluso suponer que funcionarios de otros tribunales —como el electoral, el de justicia fiscal y administrativa o el agrario— también intentarían eludir tal obligación, que hoy ya es constitucional.

Edgar Elías Azar no es un buen juez y sin embargo conoce muy bien el juego de la política judicial. Cuando habló despectivamente del filme Presunto culpable estaba en proceso de reelección y quiso quedar bien con los juzgadores que lo apoyaban.

Con el amparo contra la ley 3de3, el presidente del Tribunal capitalino está haciendo un favor a todos aquellos integrantes del sistema judicial a quienes cayó fatal la publicidad de sus declaraciones.

En la misma hebra surge una última pregunta: ¿a quién buscaba ayudar Elías Azar cuando se apresuró a declarar que la modelo Stephanie Magón Ramírez murió asesinada?

ZOOM: Limpiar de corrupción los tribunales mexicanos solo será posible si los conflictos de interés de sus integrantes se hacen visibles, son denunciados y se persiguen. Por eso es conveniente que la 3de3 se aplique sin distinción dentro del Poder Judicial.

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@ricardomraphael

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