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Con 5 votos a favor y 2 en contra, de los comisionados Adriana Labardini y Adolfo Cuevas, el Instituto Federal de Telecomunicaciones (IFT) aprobó la adquisición que hizo América Móvil a Grupo MVS de sus 60 Megahertz en la banda de 2.5 GHz.
La historia. MVS era concesionario de los 190 MHz de esta banda y planteó hace algunos años un proyecto que denominó “banda ancha móvil para todos”, algo muy similar a lo que resultó ser la actual Red Compartida mayorista en la banda de 700 MHz que ganó el consorcio Altán; era un buen proyecto el de MVS pero no prosperó políticamente, así que en el sexenio de Felipe Calderón iniciaron un procedimiento para rescatar dicho espectro, pero no lo lograron. Después de varios juicios, en septiembre de 2013, curiosamente un día antes de la integración del IFT, Ignacio Peralta, el entonces subsecretario de comunicaciones de la SCT, llegó a un acuerdo con MVS a fin de dejarle 60 megas con una cobertura de 75.41% de la población nacional, a cambio de que regresara 130 al Estado, y así fue. Sin embargo, 60 megas en esta banda para una empresa que no tiene más espectro, hacía inviable el proyecto inicial y prácticamente cualquier otro. MVS debía iniciar operaciones a finales de este año, so pena de perderlo, así que urgía hacer algo con él, por ello negoció con Telcel en noviembre del año pasado y el IFT aprobó dicha adquisición el 27 de abril.La autorización del IFT. En un comunicado emitido el 4 de mayo, el Instituto señaló que no había daño a la competencia y que “la concentración autorizada únicamente tendrá efectos en la acumulación de espectro radioeléctrico que constituye un insumo para la prestación de servicios de telecomunicaciones móviles…” En el mismo comunicado también se lee que “después de la concentración, el GIE controlado por la Familia Slim acumularía 29.77% del espectro total (asignado y disponible) en las bandas consideradas: 700 MHz, TRUNKING, CELULAR, PCS, AWS y 2.5 GHz. Aproximadamente 7% más de lo que posee actualmente.”
A diferencia de la banda de 700 MHz, la de 2.5 gigas es una banda llamada de capacidad, permite la transmisión de grandes cantidades de información pero no tiene mucha cobertura ni permeabilidad (la posibilidad del espectro para penetrar obstáculos como paredes en edificios). Para darnos una idea, se requiere aproximadamente seis veces más inversión en antenas para cubrir una misma zona con la 2.5 que con la de 700 MHz. No son bandas sustitutas sino más bien complementarias; para las grandes ciudades y con la alta demanda de capacidad que viene con el internet de las cosas y machine to machine, la banda de 700 y otras cercanas a ese rango, se saturarán muy rápido, por eso es conveniente la mancuerna. De ahí que el consorcio Altán (que tiene toda la banda de 700 MHz), y el resto de los operadores, estén interesados también en adquirir un fragmento de la banda de 2.5 GHz.
¿A quién darle gusto? La licitación de los 130 megas de la 2.5 GHz que no eran de MVS, estaba prevista para llevarse a cabo el año pasado pero se retrasó, entre otras causas, para esperar la adjudicación y consolidación de la Red Compartida mayorista. La decisión enojó en su momento a Telefónica y a AT&T, pero más molestos estarán ahora, y con toda razón.
Hay que revisar la resolución completa, que aún no es pública, pero de entrada creo que no se trata de una operación que beneficie la competencia, por el contrario, da al preponderante una ventaja en el tiempo y le permite una concentración actual de más de 50% del espectro, no 29.77% como afirma el Instituto, pues el escenario que miden incluye el espectro a licitar los próximos dos años y la banda de 700, que no debería sumarse porque no compite con el resto de los operadores ya que tiene un uso exclusivamente mayorista. En la resolución del IFT se deben demostrar las eficiencias de esta concentración sobre sus perjuicios, e incluir un análisis del uso que hace Telcel del espectro concesionado para ver si justifica dicha tenencia versus la infraestructura instalada y los usuarios presentes y proyectados.
En un documento que Telefónica entregó al IFT sobre este tema, solicitó que no se autorice la adquisición hasta que no se hayan definido los topes de espectro de la próxima licitación y que si la operación se aprueba, se prohíba a América Móvil participar en dicha licitación, nada de esto ha pasado.
Según información no confirmada, Telcel pagará alrededor de 100 millones de dólares a MVS por este espectro (1.7 centavos de dólar mega/pop), más los derechos al Estado por el uso de esta banda que son aproximadamente de 975 millones de pesos anuales. En otros países como Colombia se pagaron —en 2013— 3.06 centavos de dólar mega/pop, en Brasil —en 2012— 5.75 centavos de dólar mega/pop. Habrá que ver cuál será el precio de salida del resto de la banda en la próxima licitación.
El Instituto se equivoca al aprobar esta adquisición por lo siguiente:
1. El objetivo de dejar en manos de MVS este espectro era correcto: diversificar la oferta de servicios de acceso de banda ancha con un nuevo participante, con esta autorización la concentra aún más.
2. Se pierde la predictibilidad que debe tener de la política pública del espectro, no son buenas las sorpresas en la planeación.
3. Es inconsistente la decisión del IFT de retrasar la licitación de la 2.5 GHz y por otro lado permitir que el preponderante lo compre a un particular, además de que atenta contra sus competidores en darle ventaja en el tiempo.
4. Se autorizó sin condicionamiento alguno, lo menos que se puede esperar es que no se le permita participar en la licitación de los restantes 130 MHz.
Total que frente a este escenario, ser preponderante no parece ser tan malo, ¿no cree?
Presidenta de Observatel y profesora de la Universidad Iberoamericana en México. Este artículo refleja la posición personal de la autora.
@soyirenelevy