Martín Alejandro Macedo Barrera tiene otra versión de lo ocurrido el 26 de septiembre de 2014 en Iguala, la noche en que desaparecieron 43 estudiantes de la Normal Rural de Ayotzinapa.

Macedo Barrera fue uno de los primeros detenidos por el caso. De acuerdo con su declaración, trabajaba para los Guerreros Unidos. La noche del horror su grupo fue avisado de que camiones repletos de “violentos” estaban llegando a Iguala: que los “revoltosos” traían armas cortas y se dirigían al centro.

En una Ram 250 de color blanco, acompañado por otros sicarios —Marco Antonio Ríos Berber, La Mole y El Thíner—, siguió a los autobuses de los normalistas hasta la explanada, donde “sucedieron los primeros tiros”. El Chucky, jefe de sicarios del grupo criminal, pidió refuerzos, porque los “revoltosos” los superaban en número.

“Comenzó el enfrentamiento entre nosotros con los ayotzinapos… por lo que supe, El Chucky sí alcanzó a chingar a varios ayotzinapos, ya que se estaban poniendo muy locos”.

“Una vez que comenzaron a bajar los estudiantes, comienzan a correr y logramos asegurar a diecisiete, a los cuales subimos a nuestras camionetas y los llevamos a la casa de seguridad de La Loma, donde los matamos inmediatamente, ya que no se querían someter y como eran más que nosotros Chucky dio la instrucción de que les diéramos piso”, declaró.

Según Macedo, “a algunos los mataron con tiro de gracia en la cabeza y a otros a golpes ya que se pusieron muy violentos cuando estaban secuestrados y para que no estuvieran chingando se decidió matarlos, creo que utilizaron la excavadora para enterrarlos en el mismo rancho que tenemos… a siete de estos muchachos los quemamos por instrucción del Chucky… Yo participé matando a dos de los ayotzinapos, dándoles un balazo en la cabeza, y no son los que quemamos, están enteritos, y la forma de matarlos fue hincados y les disparamos a un lado de la cabeza”.

También el sicario Marco Antonio Ríos Berber tiene otra versión. Esa noche vio que El Chucky se llevaba a tres alumnos en un Mustang, “dijo que se iban a jalar para el cerro, arriba de la colonia Pueblo Viejo”. Ríos Berber fue enviado a comprar diésel. Cuando alcanzó a sus cómplices, “El Gaby, junto con El Chucky ya había matado a los tres ayotzinapos, les pegaron un tiro en la cabeza a cada uno”.

Según el relato de Ríos Berber, los sicarios hicieron una fosa. “Posteriormente, El Gaby y El Chucky los aventaron al hoyo. El Gaby roció con diésel los cuerpos, y les prendió fuego hasta que se calcinaran”. El sicario afirmó que al rato se les unió una Tacoma blanca, “y llevaba a diez de los ayotzinaposEl Chucky ordenó que matáramos a los diez, yo le disparé a dos en la cabeza… dejamos vivos a cuatro, en ese momento El Chucky y Vero y La Mente arrastraron a los seis muertos al hoyo, en donde El Gaby les roció diesel y también les prendió fuego hasta que se calcinaron. Y posteriormente El Gaby con El Chaki taparon el hoyo con tierra y ramas y ahí dejaron amarrados a los otros cuatro, a quienes golpearon y dejaron inconscientes… Yo ya no me enteré cuando balacearon a los otros ayotzinapos de los autobuses”.

En una entrega pasada relaté que también el jefe de plaza de los Guerreros Unidos, Gildardo López Astudillo, tenía su propia versión: que efectivamente un grupo de alumnos fue llevado al basurero de Cocula, en donde se les asesinó y calcinó. Pero que otro grupo fue trasladado a un rancho en la localidad de Tijeritas, en donde el jefe de célula Víctor Hugo Benítez Palacios, El Tilo, los habría disuelto en ácido.

Las tres versiones señalan que los estudiantes fueron divididos y que cada grupo fue ultimado en un sitio distinto: 17 en la casa de seguridad de La Loma, 13 en una fosa cubierta con tierra y ramas, algunos otros en el basurero de Cocula, y no se sabe cuántos en el rancho de Tijeritas.

Este es el relato que los presuntos asesinos dejaron en el expediente. Tres versiones distintas de un mismo crimen.

@hdemauleon

demauleon@hotmail.com

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