Desconfían los unos de los otros, se miran con recelo y se acusan de haber traicionado la causa. Entrar a una de sus reuniones es atestiguar que la deslealtad y la fractura son los denominadores comunes entre las distintas facciones que componen la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación.

La CNTE está dividida, carcomiéndose después del golpe que les arrebató su principal fuente financiera y de control político que era el Instituto Estatal de Educación Pública de Oaxaca (IEEPO).

Los distintos grupos que la conforman —y que responden sobre todo a las distintas regiones geográficas de Oaxaca— se denuncian entre sí por haber cooperado con el gobierno federal, soltado información para que recuperara sorpresivamente la rectoría del IEEPO.

Rubén Núñez, el dirigente más famoso de la Sección 22 de la CNTE, está siendo vapuleado. En esas reuniones internas, según me revelan quienes han tenido acceso, le atribuyen una mala conducción del movimiento, lo responsabilizan de haber llevado las cosas con el gobierno hasta el punto en que los dejaron desarmados política y financieramente.

Por eso la tibia respuesta de la CNTE ante lo que ha sido sin duda el golpe más duro en su historia: no ha habido manifestaciones multitudinarias, bloqueos desquiciantes ni el intento por recuperar las instalaciones del IEEPO. Ha pasado más de una semana y la CNTE luce en la lona escuchando el conteo del réferi, a medio noquear, sin poderse levantar y ponerse en guardia.

En contraste, de acuerdo con lo que me confían otras fuentes, el mensaje que envía la CNTE a sus interlocutores en el gobierno federal es dócil y colaboracionista. La petición es una: que les descongelen las cuentas. Y a cambio de eso, lo que sea, dicen.

El golpe financiero ha sido, a juzgar por esta postura, el más duro de todos. Sus dos principales chequeras están bajo control de la administración federal:

La primera es la cuenta de la Sección 22 del sindicato. De acuerdo con informantes muy enterados, tenía un saldo superior a los 2 millones de pesos. No es un gran monto frente al tamaño de la CNTE, pero al parecer su valor operativo era clave: esta cuenta concentraba los recursos que recibían de las cuotas sindicales de sus maestros afiliados; tan pronto llegaba el dinero lo retiraban en efectivo y con él sustentaban el día a día de su movimiento y presuntamente aprovechaban la opacidad en el manejo para cometer desvíos y actos de corrupción.

La segunda cuenta, mucho más importante en monto, es la del IEEPO. Ahí entraban los cientos de millones de la nómina de maestros y gasto operativo de todo el aparato burocrático de la educación oaxaqueña. Y se sospecha que era también parte del flujo de la CNTE.

SACIAMORBOS. El gobernador de Veracruz sigue acumulando medallas: nomás en la última semana apareció en el Top-5 de los estados en los que más creció la pobreza y en el de los policías menos confiables. Ya tenía las de menos transparente, peor manejo de finanzas, más crímenes contra periodistas, bajo nivel educativo... Chulada.

historiasreportero@gmail.com

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