La tiene más difícil que ningún otro aspirante porque el barco que lo contrató como capitán está escoriado. Más de la mitad de la población mexicana cree que el triunfo del PRI sería el peor escenario para las elecciones del año próximo, y el 58% tiene una opinión mala o muy mala de esa fuerza política.

Antes de destapar a José Antonio Meade el tricolor traía solo 16% de las preferencias electorales.

El desgaste de los gobiernos priístas es enorme. Tanto a nivel federal como en lo local el estado de ánimo contra ese partido es negativo por argumentos relacionados sobre todo con la corrupción y la inseguridad.

En contraste, las oposiciones presumen mayores simpatías: hoy Morena tiene la mejor expectativa de voto y también la valoración más elevada. Andrés Manuel López Obrador le lleva diez puntos de ventaja al PRI, y el PAN se halla acomodado entre las dos opciones.

Mientras el 40% consideraría votar por AMLO, solo 25% lo haría por un candidato priísta.

Estos datos provienen de la encuesta que Buendía & Laredo levantó entre el 10 y el 17 de noviembre, publicada por EL UNIVERSAL hace siete días. Obvio que no refleja todavía el efecto de la candidatura de José Antonio Meade sobre el humor político de los potenciales electores. Sin embargo, cabe suponer que el destape, por sí solo, habrá abonado poco al movimiento de los números; aún falta que arranque la verdadera campaña.

¿Con qué cuenta José Antonio Meade para que sus aspiraciones empaten con las posibilidades de triunfo? La apuesta de campaña de este político filopriísta estaría sostenida por tres cables principales: los recursos disponibles para el PRI dentro del gobierno, la independencia de la candidatura con respecto a los partidos tradicionales y el achatamiento de las opciones contra las que compite.

Aparato. No hay otro partido en México capaz de movilizar más recursos públicos a favor de su causa. A nivel local el PRI gobierna en 62% de los municipios, contra el PAN, que sólo tiene 19% de las presidencias municipales o el PRD, que apenas alcanza 13%.

A pesar de haber tenido mala racha en las últimas elecciones para gobernador, el PRI también es el partido que domina en la mayoría de las entidades federativas: 14 (o 13 dependiendo si se cuenta Coahuila), contra 11 gubernaturas del PAN y 5 del PRD.

Con respecto a la Cámara de Diputados, el tricolor ostenta 40% de los escaños, mientras que el PAN solo alcanza 21%, el PRD 11.2% y Morena 7%. En el caso del Senado los números igual son buenos para el tricolor: 43.7% de los asientos en la Cámara Alta contra 28% del PAN o 12.5% de la fracción lopezobradorista (PT-Morena).

La importancia de esta presencia mayoritaria del PRI es relevante por la población que gobierna o representa, pero lo es mucho más por los recursos públicos que esos cargos podrían movilizar el año próximo a favor de su candidato.

El partido que apoya a José Antonio Meade tiene a su disposición, grosso modo, 50% del tesoro público para invertir en la jornada electoral que comienza.

Independencia. Según la encuesta citada, 55% de los electores se asumen como independientes de los partidos. Es una cifra grande que sugiere cuán desfondado está el voto duro de las opciones tradicionales. Esos electores serán quienes decidan los resultados del próximo año. Meade tiene como ventaja para competir por esas voluntades que no está afiliado a ningún partido.

Resulta difícil saber si este solo hecho convencerá al sector independiente, pero con seguridad el argumento de la no afiliación será usado como clave principal del mensaje.

Achatamiento. La máxima es simple: si no puedes crecer reduce a tus adversarios. Esta va a ser la maniobra más ruda de la campaña por venir. El embate priísta contra sus opositores no será edificante por sus razones o propuestas. Lloverán las descalificaciones y las noticias (falsas o verdaderas) destinadas a reducir la estatura de los contrincantes.

Para ello cabe multiplicar las opciones en la boleta —como incluir candidaturas independientes inventadas—, deshacer frentes y alianzas, destruir reputaciones, espantar al respetable, etcétera, etcétera.

ZOOM: Hay un arma última que Meade podría utilizar a su favor. Ser solo Meade, un funcionario decente, responsable y serio. Sería su mejor argumento, pero el barco en el que va montado precisa algo más que un pase de magia para convertirse en otra nave.

www.ricardoraphael.com

@ricardomraphael

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