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Para enfrentar los retos de atender a una población de 230 mil pensionados y una tasa de reemplazo de 70%, el sistema pensionario mexicano necesita renovarse en su pacto de solidaridad, considerar las nuevas tecnologías para ofrecer opciones de autoempleo a los adultos mayores, aprovechar los conocimientos y experiencia de este sector de la población, y formar a las nuevas generaciones en la cultura del ahorro para el retiro y poder tener una mejor calidad de vida, explicó el secretario general de la Conferencia Interamericana de Seguridad Social (CISS), Omar de la Torre, quien será ratificado en el cargo para el periodo 2017-2019.

En entrevista con EL UNIVERSAL dijo que en México se puede lograr todos esos fines con la participación de los ahorradores, sin considerar la privatización. “Nadie lo está pensando, todo lo que he conocido de los sistemas en México se está enfocando en una buena administración. Los países que lo hicieron están dando vuelta atrás. La parte privada no es una solución garantizada, por mucho”.

En este siglo, los sistemas pensionarios de la región deben prepararse para los cambios que trae consigo el siglo XXI: desde el envejecimiento de la población, la migración, la movilidad de un país a otro, y los cambios en el mercado laboral, como el trabajo en casa y los empleados libres o freelancers.

¿Cuáles son los principales puntos del plan de trabajo 2017-2019 del CISS?

—Vamos a tener tres ejes: aumentar la capacidad del organismo para ser un centro de información hemisférico para América en seguridad social. Estamos centrándonos en ser un mecanismo de asistencia técnica para todos los países en el desarrollo de sus políticas públicas, armando grupos de expertos para dar acompañamiento y asistencia técnica que los lleve a tener éxito en sus políticas públicas en materia de seguridad social.

¿Qué están haciendo en torno a educación en seguridad social?

—Eso es lo tercero que buscamos: acrecentar la educación y la cultura de seguridad social. Vamos a trabajar en redes sociales para la gente, no sólo para los trabajadores en la modificación de su trato y cultura. Penetrar en el sistema educativo y que desde la primaria los niños entiendan la importancia de planear sus vidas en el sentido de protección social.

¿Cuáles son los retos que enfrentan México y la región?

—La seguridad social dio lo que se esperó en el siglo XX: se redujo el gasto de bolsillo de las personas, se midieron los riesgos y las condiciones de trabajo, el retiro comenzó a ser parte de la cultura universal. Pensar que como anciano uno puede tener la protección de un sustento, es enorme; causó una revolución en el siglo XX. Lo importante es que los sistemas se están replanteando cómo van a seguir funcionando. Tenemos nuevos temas: el rápido envejecimiento de la población, la migración, la movilidad, el ejercicio y la preservación de derechos, la tecnología y el trabajo libre, la administración del tiempo. Las nuevas generaciones están poniendo una pauta en los mercados laborales; la formalización de los mercados y una mayor comprensión y visión de lo que significa la formalidad en los nuevos mercados. Los trabajadores libres y los que trabajan en casa.

—¿Cuál es la tendencia internacional en los sistemas de pensiones?

—Que la gestión y las nuevas tecnologías faciliten los servicios para la población. Que puedan modernizarse los servicios de seguridad social, disminuir los tiempos en un trámite.

¿El futuro para México debe ser una asociación público-privada en el sistema pensionario?

—No. México ha puesto un énfasis muy importante, histórico además, de que el Estado frente a la sociedad puede ser responsable de un sistema moderno de administración de fondos; eso demuestra que el sistema mexicano tiene fortaleza, hay países que no han podido sostener esto y tienen que buscar en fondos privados. México ha querido hacerlo totalmente del Estado frente a la sociedad en el cual haya una corresponsabilidad, y eso ha permitido que en el esquema actual se busque un sistema moderno que está dando resultado, aunque no hay ningún sistema en el mundo que tenga resuelto el tema. Todos los sistemas se están replanteando la sostenibilidad financiera, es el tema fundamental.

¿Qué elementos debería tomar en cuenta México para plantear una reforma a las pensiones?

—Los países tienen que tomar como base la pirámide demográfica para saber si tienen todavía “bonos” que les permitan estar en un plano de previsión o tomar pasos muy grandes.

En este momento, el país tiene un bono demográfico, pero éste no va a durar para siempre, ¿es tiempo de tomar pasos agigantados?

—México es de los países que tiene más consciencia, pero debe haber una aceleración en los procesos de adultos mayores. El sistema mexicano es paternalista en el sentido de “abrazar” a sus mayores. Lo que importa es que como sociedad podamos tener más espacios de participación y crecimiento del adulto, para generar saberes y conocimientos que si bien no están calificados, representan práctica, preparación y experiencia.

—¿Cuál es el diagnóstico del CISS con respecto a la viabilidad o sostenibilidad del sistema pensionario en México?

—En los últimos cinco años se ha trabajado muchísimo en recuperar la viabilidad financiera de las instituciones de seguridad social. Hoy tenemos que replantearnos la sostenibilidad, el compromiso de sociedad y gobierno en crear un sistema que tenga viabilidad de futuro.

Existen rumores y temores de que se privatizará el sistema de pensiones, ¿es la tendencia?

—No en México. Hay muchos países que hace 15 o 20 años sí hicieron sus privatizaciones y hoy están echando para atrás esos sistemas. No es una solución.

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