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Bruselas/Madrid.— Europa teme sufrir ciberataques rusos similares a los que denuncia el espionaje estadounidense que sirvieron para torpedear la campaña presidencial de Hillary Clinton. La amenaza preocupa especialmente en países como Francia, Alemania y Holanda, que organizan este año elecciones a las que concurren partidos de ultraderecha simpatizantes del presidente ruso, Vladimir Putin.
El ministro de Defensa de Francia, Jean-Yves Le Drian, ha alertado que el ejército se enfrenta a cientos de ataques de ese tipo cada día. En información publicada por Le Journal du Dimanche, el ministro reveló que el país sufrió 24 mil agresiones informáticas en 2016, algunas con intención de manipular drones armados en Oriente Próximo.
“Hasta ahora hemos resistido, pero el peligro es real: sobre recursos militares y sobre infraestructuras civiles vitales, como la distribución de agua y electricidad, la salud, las comunicaciones, los transportes, la vida democrática y los medios de comunicación”, aseguró.
La Agencia Nacional de Seguridad de los Sistemas de Información de Francia ha advertido a los candidatos en las presidenciales de abril sobre el peligro de que sus equipos informáticos queden expuestos a “ataques digitales destinados a hacer política e influir sobre la opinión pública”.
Le Drian afirmó que estos ataques informáticos “constituyen una injerencia insoportable”, cuando proceden de un gobierno extranjero. Francia ya tuvo un aviso de su gravedad cuando el 8 de abril de 2015, la cadena de televisión TV5 Monde fue inutilizada por un ataque, que los servicios secretos determinaron que provenía del grupo APT28, piratas ligados al espionaje ruso en operaciones estratégicas, como las que lanzaron contra el ejército de Georgia.
Trazando paralelismos con Estados Unidos, en Francia los políticos que más temen estas agresiones por mantener posturas contrarias a las de Putin son los del Partido Socialista y el centrista
Emmanuel Macron. Los dos grandes favoritos para disputarse la presidencia son, por el contrario, abiertamente rusófilos: François Fillon (derecha) y Marine Le Pen (ultraderecha). El partido de Le Pen, el Frente Nacional, incluso se ha financiado gracias a bancos rusos.
Los servicios secretos de otros países, especialmente Alemania, han denunciado agresiones parecidas. En mayo el Bundestag (Parlamento alemán) sufrió un ciberataque del que acusa a Rusia. Hans-Georg Maassen, presidente de la Oficina Federal para la Protección de la Constitución, previó a principios de diciembre “agresivos” ciberataques a políticos ante la cercanía de las elecciones parlamentarias, en septiembre de 2017. Aseguró que los ataques a partidos aumentaron en los último meses, y acusó al APT28 y a Sofacy, otro grupo ruso.
El viernes, el diario Bild señaló que cada día el gobierno alemán es blanco de unos 20 ataques informáticos altamente especializados. El año pasado, el Ministerio de Defensa contabilizó más de 47 millones de intentos de acceder ilegalmente a su red.
Angela Merkel se ha hecho eco de las denuncias de Washington sobre injerencias rusas. La canciller denunció que Rusia está tomando una posición hostil ante las elecciones de Alemania, considerada actualmente la gran potencia liberal europea, pilar político y económico de la Unión Europea (UE). “Hoy en día tenemos que afrontar información procedente de Rusia, ataques cibernéticos de origen ruso y noticias manipuladas”, aseguró Merkel, muy preocupada por el impulso que estas estrategias significan para el partido xenófobo Alternativa para Alemania (AfD), admirador del Kremlin.
Sinan Ülgen, del Carnegie Endowment, dice que “el uso de ciberataques para influenciar los resultados electorales es un desafío tan nuevo como serio para las democracias occidentales”.
Explica que los ataques no están encaminados a modificar el resultado de los procesos electorales como a deslegitimarlos y generar sospechas sobre el limpio desarrollo de las votaciones.
Holanda también está alerta ante la posibilidad de que los comicios sean blanco del espionaje cibernético ruso, reconoció su Ministro de Exteriores, Albert Koenders.
De acuerdo con Sjoerd Sjoerdsma, parlamentario del partido Demócratas 66, Rusia no busca imponer una fuerza política, sino distorsionar la estabilidad de las democracias occidentales.
Como antídoto, el Centro Nacional de Seguridad Cibernética (NCSC) ha puesto a disposición del Parlamento una unidad especial para vacunar a sus miembros de ataques cibernéticos.
Pero no sólo están nerviosos los países con comicios este año. En Bélgica, el secretario encargado de la cartera de Privacidad, Philippe De Backer, hizo un llamado para que la agencia de seguridad cibernética (CCB) expanda sus operaciones de protección a los partidos políticos y no sólo se limite al resguardo de la infraestructura online.
Montenegro, candidato a ingresar a la UE, ha sido uno de los primeros en presentar evidencias de la ofensiva cibernética de los espías rojos contra la clase política europea. El gobierno de Podgorica divulgó el martes un informe en el que denuncia que su país fue blanco de “serios y sofisticados” ataques cibernéticos de Rusia, con un pico en las elecciones de octubre pasado.
Sobre advertencia no hay engaño. Tras la experiencia de EU los gobiernos europeos han encendido las alertas.