Santiago.— La presidenta Michelle Bachelet se emocionó durante un acto oficial ayer en el que admitió que el Estado chileno violó los derechos humanos de uniformados condenados como traidores por oponerse al golpe militar de 1973.
El reconocimiento por parte del Estado de tales violaciones fue ordenado por la Corte Interamericana de Derechos Humanos en un fallo del 2 de septiembre de 2015, que se tradujo en la anulación, por parte de la Corte Suprema, de 12 condenas por “traición a la patria” emitidas por la dictadura militar (1973-1990). La Corte acusó al Estado chileno por no ofrecer “un recurso efectivo” para anular los procesos "basados en pruebas y confesiones obtenidas bajo tortura...”.
La dictadura de 16 años y medio de Augusto Pinochet dejó 40 mil 18 víctimas, desglosadas en 3 mil 200 opositores muertos y el resto corresponde a torturados y/o presos políticos.
Entre los apresados y torturados estuvo el general de la fuerza aérea Alberto Bachelet, padre de la mandataria, quien fue detenido por sus propios camaradas de armas participantes del golpe contra el presidente socialista Salvador Allende, bajo cuyo gobierno el oficial encabezó un organismo oficial encargado de la distribución de alimentos. Alberto Bachelet murió en prisión el 12 de marzo de 1974 producto de las torturas a los que fue sometido por sus camaradas, que agravaron sus dolencias cardíacas previas.
“El Estado de Chile se equivocó gravemente. Y hoy estamos aquí para reconocer esta responsabilidad y reparar a las víctimas”, dijo la mandataria durante un acto en el edificio del ex Congreso en Santiago. Entre los asistentes al acto hubo compañeros de armas del general Bachelet, que estuvieron presos juntos en la cárcel de Santiago. “Permitan a esta presidenta de la República, hija de un general de la Fuerza Aérea que estuvo con ustedes en las mismas celdas, que desde su rol de gobierno, pero también desde lo más profundo de la historia personal, reconozca lo que ustedes han logrado con una única palabra final: gracias, muchas gracias”, concluyó al borde de las lágrimas.
