Un pedido unánime de "¡justicia!" circuló en la ciudad argentina de Bahía Blanca luego de que fue hallado el cadáver de Micaela Ortega, una chica de 12 años a la que buscaban sin éxito desde hacía 35 días. Sobresalía el sentimiento de dolor entre los cientos de vecinos que marcharon en silencio por la ciudad en busca de una respuesta.


Un grupo de personas quemó la casa de Jonathan Luna, de 26 años, quien confesó haber asesinado a la menor, luego de haberla enganchado a través de Facebook.


El cuerpo de Micaela fue hallado en un terreno baldío. El resultado de la autopsia indica que murió tras ser asfixiada y sufrir golpes en el cráneo.


Aparentemente, murió el mismo día en que desapareció, el 23 de abril pasado, según dijeron fuentes policiales y municipales a la agencia de noticias Télam. Los investigadores acreditaron que uno de los móviles del crimen fue el robo de las pertenencias de la víctima, pero no descartaron un intento de abuso sexual, basados en una serie de indicios surgidos de la autopsia.


Luna tenía varios perfiles de Facebook falsos. En uno de ellos se hacía pasar por una niña de edad similar a la de Micaela. Una vez que logró ganar su confianza, convenció a la menor de que se fuera de su casa. Le dijo que la pasaría a buscar un primo suyo, según explicó un vocero judicial a Télam. La chica accedió.


Comenzó entonces una pesquisa por averiguación de paradero que se extendió durante más de un mes e incluyó varios operativos por la ciudad y sus alrededores. Los investigadores obtuvieron imágenes de una cámara de seguridad ubicada en la avenida Don Bosco, entre Brasil y La Plata, en las que se veía a la chica caminar junto a un hombre. Esa persona era Luna.


La madre de Micaela, Mónica, no perdió hasta último momento la esperanza de encontrar a su hija con vida. "Para mí, alguien la tiene retenida", declaró al diario La Nueva, a poco de la desaparición.


Los investigadores llegaron hasta Luna luego de recibir desde la sede norteamericana de Facebook un informe que corroboraba que Luna había mantenido contacto con Micaela. Tras una orden del fiscal de la causa, Rodolfo De Lucía, se allanó su domicilio.


En la casa del hombre, los detectives hallaron una chamarra, un teléfono celular y una plancha para el pelo, que pertenecían a la menor. Ante tales evidencias, Jonathan confesó haber cometido el crimen y precisó dónde se hallaba el cuerpo.


El cadáver estaba escondido entre arbustos. Llevaba puestas las mismas prendas que usaba cuando se fue de la casa; junto al cuerpo estaba su móchila.


Tras la detención, y tras la destrucción de hogar, Luna quedó alojado en una dependencia policial fuera del ámbito de la Jefatura Departamental Bahía Blanca, por cuestiones de seguridad.


El acusado tiene antecedentes penales. Había sido condenado por la justicia por "robo agravado" y en diciembre de 2014 violó el régimen de salidas transitorias, por lo que se encontraba prófugo.


jlcg

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