Las medidas de seguridad para ingresar al buque-tanque Burgos eran extremas. No sólo era necesario portar los uniformes especiales, guantes, lentes y cascos, también se tenían que apagar celulares y cámaras fotográficas.

En septiembre de 2015, EL UNIVERSAL realizó un amplio recorrido por el buque Burgos, el navío insignia de la Gerencia de Operación Marítima y Portuaria de Petróleos Mexicanos (Pemex-Refinación).

A la embarcación se subía con medidas de seguridad casi castrenses. Prohibido apretar el obturador de la cámara, pues en el exterior podría haber vapores de combustibles.

El entonces capitán del barco, Fredy Car, egresado de la Escuela Náutica de Veracruz, sabía la gran responsabilidad de tener en sus manos un “animal” marino de 25 mil 400 toneladas de peso bruto, con un calado de 11 metros, eslora de 175 metros y una manga de 31 metros.

El buque tanque, con capacidad para transportar 267 mil barriles de seis productos diferentes, cuenta con una planta de gas inerte para bajar el oxígeno y evitar posibles accidentes.

“Lo que más nos gusta es el placer de poder llevar el producto de un lugar a otro y abastecer el país”, dijo el entonces capitán del Burgos.

Un total de 17 embarcaciones tipo cisterna mueven en promedio al año, 112 millones de barriles en ambos litorales y en 15 puertos.

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