El líder de la Orquesta Mexicana de Tango, César Olguín, sabe que el género que hace años convirtió en su pasión se relaciona más con el llanto y la melancolía que con la diversión.

Pese a ello, asegura que es más universal de lo que se piensa y que no importa si no es interpretado por rioplatenses.

“Hay un resurgimiento del tango de manera fundamental en la danza; el género ha tenido subidas y bajadas y en el caso de México la proliferación de los lugares llamados milongas (donde bailan música grabada) se da tanto en la ciudad como en el interior.

“Existe una permanencia donde hay agrupaciones en muchos países que son formadas por originarios”, expresó el argentino con nacionalidad mexicana.

Generalmente su música se cataloga como cultural, por lo que se enfrentan a haber tomado el planteamiento de un objetivo claro: sobrevivir.

Pese a que ensayan permanentemente, su trabajo no les da para vivir así que cada integrante debe buscar otras alternativas relacionadas con la música como dar clases o tocar en otros ensambles.

“Muchas veces no sé dónde ubicar al tango si en lo marginal o lo elitista. Nosotros no contamos con un apoyo gubernamental ni privado para movernos y somos una agrupación costosa para el mercado”, agregó el músico.

Debido a la celebración del séptimo aniversario de la Orquesta es que ofrecerán un concierto titulado Silencio somos OMT el 10 de julio en el Lunario del Auditorio Nacional.

Ese día interpretarán un nuevo repertorio que puede servir para un próximo disco y tendrán como invitados a Pablo Ahmad y Freddy Potenza, más dos parejas de baile especialistas en el género. Será así que temas conocidos en otros ritmos tales como los boleros “Sombras nada más” o “Te odio y te quiero” tendrán una oportunidad en el tango, pues así fueron concebidos.

“A lo largo de estos siete años hemos tenido dificultades, las seguimos teniendo porque es una agrupación grande para el mercado que nosotros nos movemos; hay otras mucho más grandes como las bandas (El Recodo, El Limón) que tienen éxito, pero están manejados dentro de otra mercadotecnia donde hay una cuestión cuantitativa sustancial en la cantidad de público y lo que generan económicamente”, confió.

Olguín reconoce que en la actualidad han surgido algunas corrientes mezcladas con otros géneros tales como el electrotango o los esfuerzos que han hecho personalidades como Diego El Cigala de juntar el tango con el flamenco.

“Le fue muy bien incluso en Argentina y creo que son intentos de renovar y acercar al público joven un lenguaje con las raíces de tangos, aunque no responden a la vieja tradición ni en lo musical ni en lo literario. A algunos les ha ido bien y a otros no tanto y el pasar del tiempo dirá qué tantos frutos deja o no”, dice.

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